21 jun 2014

Bis a bis

«La expresión “sociedad de consumo” apareció por primera vez en los años veinte en los Estados Unidos y se popularizó en el mundo occidental durante los años cincuenta y sesenta. Decir, sin embargo, sociedad de consumo para designar la sociedad actual resulta tan ocioso como redundante. O hay consumo o no hay sociedad. La vitalidad de la sociedad es ya dependiente de la vitalidad del consumo y, al cabo, la cultura se encuentra entremezclada con sus requerimientos. Nuestro destino se juega en el interior de esta esfera y la crítica a la cultura de consumo es una ocupación inútil que ni siquiera es capaz de imaginar la afectación del objeto al que dirige su inquina.
   Por otra parte, la cultura del consumo masivo es inconcebible sin el masivo desarrollo de los mass media. La comunicación de masas y el consumo de masas se cruzan en una catálisis reproductora. La primera remite al segundo y los segundos a la primera. Los medios de comunicación de masas hacen posible el consumo de masas y se potencian por el sujeto receptor, consumidor. Conceptualmente, históricamente, funcionalmente, el consumo de objetos corre paralelo al consumo de los media y sus mensajes, como señuelos y como objetos puros. El actual sujeto consumidor es un consumidor absoluto y explícito, tanto de informaciones como de los propios medios de comunicación. Es un consumidor sin tregua puesto que de ahí obtiene su indiscutible condición de contemporaneidad».


(VERDÚ, Vicente. Yo y tú, objetos de lujo: el personismo : la primera revolución cultural del siglo XXI. Barcelona: Debate, 2005, p. 95-96).

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