Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
28 sept 2014
22 sept 2014
18 sept 2014
La arboleda perdida
Drawing hands (1948), de M.C. Escher
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«¡Qué
lentitud la mía! Tanto o más que un poema me cuesta una simple página en prosa.
Todo me sale demasiado rítmico. Batallo porque no sea así. Corrijo, deformo una
frase para que no haga verso. La leo lentamente. Y entonces no me gusta. ¿Qué
hacer? Seguiré esta Arboleda como hasta ahora. Me perdono el delito de perderme
en sus ramas, dejando el mismo soplo musical, métrico, saltarín, que las viene
moviendo desde el primer capítulo».
(ALBERTI, Rafael. La arboleda perdida: libros I y II de memorias. 1ª ed., 6ª reimp. Barcelona: Seix Barral,
1981, p. 195).
11 sept 2014
The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore
Óscar al mejor corto de animación en 2012, es una oda a los libros, la lectura y con una biblioteca fantástica
como escenario.
3 sept 2014
La actitud del que se marcha
Miranda (1875), de John William Waterhouse |
Porque cuando el héroe pasó, como la tempestad, sin
detenerse en los rellanos
del amor,
cada uno lo elevaba, cada latido de un corazón que palpitó por él;
cada uno lo elevaba, cada latido de un corazón que palpitó por él;
pero, vuelto de espaldas, al fin de las sonrisas se
erguía –y era otro.
Denn hinstürmte
der Held durch Augenthalte der Liebe,
jeder hob ihn
hinaus, jeder ihn meinende Herzschlag, abgewendet schon,
stand er am Ende der Lächeln, –anders.
(RILKE, Rainer Maria. Elegías de Duino. 2ª ed. Madrid: Hiperión, 2005, p. 70-71).
28 ago 2014
El león y la zorra
Fratellini (1927), de Joan Miró
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«Deseando el león matar diversos animales
para alimentarse de su carne se fingió enfermo, y con este engaño entraban
muchos en su cueva y los devoraba. Llegó asimismo la zorra, pero temiendo al
león, le dijo desde fuera que sentía mucho su enfermedad.
-
¿Por qué no entras? –le preguntó el león–. Desconfías acaso de mí, cuando estoy
tan débil que apenas puedo menearme? No temas, pues, entra sin recelo.
-
No lo haré seguramente –respondió la astuta zorra–, porque veo huellas de los
que han entrado, pero no las veo de que hayan salido».
No
debemos fiar ciegamente en lo que nos dicen; ni creer todas las palabras, según
quien sea el que las pronuncie.
(ESOPO.
Fábulas. [San Salvador?: s.n., s.a., p. 25-26).
14 ago 2014
Evaluación diaria
«Hermosa costumbre la de hacer cada día un examen de
todas nuestras acciones. ¡Qué tranquila se nos queda el alma cuando ha recibido
su parte de elogio o de censura, siendo censor ella misma que, contra sí misma,
informa secretamente! Ésa es mi regla: diariamente me cito a comparecer ante mi
tribunal. En cuanto se queda a oscuras mi aposento y mi mujer, que sabe mi
costumbre, guarda silencio por respeto al mío, comienzo la inspección de la
jornada entera, pienso en todos mis actos, repaso mis discursos. No disfrazo,
no adultero nada, no olvido cosa alguna. ¿Qué puedo temer del reconocimiento de
mis faltas cuando puedo decirme: no vuelvas a hacerlo, por esta vez te
perdono? Y reconozco la actitud que he
puesto en algunas discusiones; la inutilidad de discutir con la ignorancia, que
nada quiere aprender porque nada ha aprendido; las advertencias importunas que
no he debido hacer, pues no he corregido y he molestado. Y me digo: ten cuidado
otra vez, teniendo en cuenta más que la bondad de tus consejos el estado de
ánimo del que tal vez no esté en disposición de resistir la verdad».
(SÉNECA, Lucio Anneo. Tratados filosóficos; Cartas. 8ª
ed. México: Porrúa, 2003, p. 64).
27 jul 2014
Fuente
Simmetry 3, de M.C. Escher |
La ciudad
sigue en pie.
Tiembla en la luz, hermosa.
Se posa el sol en su diestra pacífica.
Son más altos, más blancos los chorros de las fuentes.
Todo se pone en pie para caer mejor.
Y el caído bajo el hacha de su propio delirio se levanta.
Malherido, de su frente hendida brota un último pájaro.
Es el doble de sí mismo,
el joven que cada cien años vuelve a decir unas
palabras,
siempre las mismas,
la columna transparente que un instante se oscurece
y
otro centellea,
según avanza la veloz escritura del destino.
En el centro de la plaza la rota cabeza del poeta
es
una fuente.
La fuente canta para todos.
(PAZ, Octavio. La estación violenta. 1ª ed., 10ª reimp.
México: Fondo de Cultura Económica, 2013, p. 21-22).
21 jul 2014
El amor a la cultura
El primer paso (1909), de František Kupka
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«El
secreto para mantenerse a flote en una sociedad tan compleja como la nuestra es
tener cultura, porque supone conocimiento de la realidad, criterio para
saber a qué atenerse por encima de cualquier vicisitud. La cultura es más
una forma de ser que de tener. Su definición no se limita a la acumulación de
conocimientos más o menos inconexos, sino a la posesión de criterios de
conducta que pretenden construir un hombre más completo. La cultura nos
ayuda a dar con el justo equilibrio entre la defensa de las propias raíces y
las innovaciones que han ido aflorando, para poder circular libres y sin
ataduras.