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25 abr 2013

Escrutinio libresco

Vrindaban (1965),  de Octavio Paz
   «Causó risa al licenciado la simplicidad del ama y mandó al barbero que le fuese dando de aquellos libros uno a uno, para ver de qué trataban, pues podía ser hallar algunos que no mereciesen castigo de fuego.
   –No –dijo la sobrina–; no hay qué perdonar a ninguno porque todos han sido los dañadores; mejor será arrojadlos por las ventanas al patio y hacer un rimero dellos, y pegarles fuego; y si no, llevarlos al corral, y allí se hará la hoguera, y no ofenderá el humo.

28 mar 2012

Sueños inciertos

Borobudur, de Li-Shu Chen
   «Los Ch’in capturaron a una hija del emperador de Ai. Los primeros días de cautiverio la muchacha empapó su vestido con lágrimas; más tarde, cuando la llevaron al palacio del príncipe y vivió en la riqueza se arrepintió de su llanto. ¿Cómo saber si los muertos se arrepienten ahora de la codicia con que se aferraron a la vida?
   Un hombre sueña que concurre a un banquete y se despierta para llorar y penar...

28 feb 2012

Las leyes y los hombres

Chuang-Tzu, de Li-Shu Chen
   «Tzu Kung, discípulo de Confucio, dijo a Lao Tzu: “Dices que no debe haber gobierno. Pero si no hay gobierno, ¿cómo se purificará el corazón de los hombres?”. El maestro contestó: “Lo único que no debemos hacer es entrometernos con el corazón de los hombres. El hombre es como una fuente; si la tocas, se enturbia; si pretendes inmovilizarla, su chorro será más alto... Puede ser tan ardiente como el fuego más ardiente; tan frío, como el hielo mismo. Tan rápido que, en un cerrar de ojos, puede darle la vuelta al mundo; en reposo, es como el lecho de un estanque; activo, es poderoso como el cielo. Un caballo salvaje que nadie doma: eso es el hombre».


(PAZ, Octavio. Chuang-Tzu. Madrid: Siruela, 1997, p. 34-35). 

1 ene 2012

Primero de enero

Las puertas del año se abren,
como las del lenguaje,
hacia lo desconocido:
Anoche me dijiste:
mañana
habrá que trazar unos signos,
dibujar un paisaje, tejer una trama
sobre la doble página
del papel y del día.
Mañana habrá que inventar,
de nuevo,
la realidad de este mundo.

26 nov 2011

Misión de la literatura

Ilustración de Fernando Vicente
   «Todo resuena, apenas se rompe el equilibrio de las cosas. Los árboles y las yerbas son silenciosas; el viento las agita y resuenan. El agua está callada: el aire la mueve, y resuena; las olas mugen: algo las oprime; la cascada se precipita: le falta suelo; el lago hierve: algo lo calienta. Son mudos los metales y las piedras, pero si algo los golpea, resuenan. Así el hombre. Su habla, es que no puede contenerse; si se emociona, canta; si sufre, se lamenta. Todo lo que sale de su boca en forma de sonido se debe a una ruptura de su equilibrio.