
El libro existe de por sí, lleva su ser
propio, tiene su hueco, tiene su ausencia, tiene su amor. Recoge la voz y la
irradia, recoge la indiferencia como si fuera, no sé, un extraño ser animado.
Nos acompaña su ausencia, nos sobrecoge su presencia, nos solicita».
(ZAMBRANO, María.
Las palabras del regreso (artículos periodísticos 1985-1990). Edición y
presentación, Mercedes Gómez Blesa. Salamanca: Amarú, 1995, p. 105).
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