«El libro de por sí es un ser viviente
dotado de alma, de vibración, de peso, número, sonido. Su presencia se acusa ya antes de verle
entrar, llama a la puerta, simplemente, de una casa donde haya libros leídos;
no libros encargados para adornar o amueblar las paredes, sino libros leídos,
pensados, vividos. Se advierte su presencia desde antes de entrar en la casa
misma. No ya digo dentro de la habitación.
El libro existe de por sí, lleva su ser
propio, tiene su hueco, tiene su ausencia, tiene su amor. Recoge la voz y la
irradia, recoge la indiferencia como si fuera, no sé, un extraño ser animado.
Nos acompaña su ausencia, nos sobrecoge su presencia, nos solicita».
(ZAMBRANO, María.
Las palabras del regreso (artículos periodísticos 1985-1990). Edición y
presentación, Mercedes Gómez Blesa. Salamanca: Amarú, 1995, p. 105).
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