27 nov 2015

La marcha sobre Berlín




El gran paranoico (1936),  de Salvador Dalí
   «Una helada lluvia de noviembre había estado cayendo desde el amanecer, de modo que pedí a Meier que me llamara un taxi. Las negociaciones financieras empezaron no bien doblamos por la Königsallee, porque el conductor notó que yo no llevaba ninguna maleta abultada.

   –¿Gendarmenmarkt, mein Herr? La tarifa normal..., me refiero a la tarifa del antiguo taxímetro, sería alrededor de un marco.

La noche anterior, el Kurs había subido a dos billones de marcos el dólar. Cuando pasamos por la esquina donde Walter Rathenau había sido asesinado –¿hacía dieciséis meses?, parecía toda una vida–, convinimos en que, puesto que yo no tenía cuatro de los nuevos billetes de cien mil millones de marcos, una moneda de un cuarto de dólar norteamericano bastaría para cubrir el costo del viaje.

22 nov 2015

El placer de la música



Santa Cecilia  (1895),  de John William Waterhouse
«Me quedaban las noches. Me concedía, cada noche, unos minutos de música para mí solo. Es cierto que el placer solitario es un placer estéril, pero ningún placer es estéril cuando nos reconcilia con la vida. La música nos transporta a un mundo en donde el dolor sigue existiendo, pero se ensancha, se serena, se hace a la vez más quieto y más profundo, como un torrente que se transformara en lago. Volvía tarde y no podía ponerme a tocar una música demasiado ruidosa; además, nunca me ha gustado. Me daba cuenta de que, en la casa, sólo toleraban la mía y, sin duda, el sueño de la gente cansada vale más que todas las melodías posibles.

18 nov 2015

El secreto

«–Y entonces, ¿qué es lo que me vas a enseñar hoy que no he visto todavía?
– Varias cosas. De hecho, lo que te voy a enseñar forma parte de una historia. ¿No me dijiste el otro día que a ti lo que te gustaba era leer?
Bea asintió, arqueando las cejas.
–Pues bien, ésta es una historia de libros.
– ¿De libros?
–De libros malditos, del hombre que los escribió, de un personaje que se escapó de las páginas de una novela para quemarla, de una traición y de una amistad perdida. Es una historia de amor, de odio y de los sueños que viven en la sombra del viento.

11 nov 2015

Mensaje a un amigo



Mensaje a un amigo (1977), de Joan Miró
«En cualquier etapa de la vida la amistad nos sirve para encontrar apoyos, para superar las dificultades y sobre todo, para tener la capacidad de proyectarnos hacia el porvenir. Forma parte de esa ingeniería de los recorridos biográficos, llevada a cabo como una labor de artesanía. Una vida bien realizada es la que consigue hacer una pequeña obra de arte de cada uno de sus temas esenciales. Cada etapa tiene sus características, y la rectificación no sólo es posible, sino que forma parte de nuestro arsenal, del que debemos echar mano en cada momento de nuestra trayectoria.

30 oct 2015

La memoria: primera revelación

La Escuela de Atenas (1511), de Rafael Sanzio
            «Y somos así, opacos a nosotros mismos en esa primera, espontánea forma de conocimiento en que ni siquiera pretendemos conocernos, que es la memoria. La memoria, primera revelación, ineludible de la persona. ¿Por qué este tener presente nuestra vida pasada, aunque los recuerdos concretos desaparezcan? La memoria está siempre ahí, viviente; no descansa.

25 oct 2015

Taj Mahal

Taj Mahal,  de Li-Shu Chen
«A mediados del siglo diecisiete, los talleres hindúes y chinos producían, sumados, más de la mitad de todas las manufacturas del mundo. 
En aquellos tiempos, tiempos de esplendor, el emperador Shah Jahan alzó el Taj Mahal, a orillas del río Yamuna, para que su mujer la preferida entre todas sus mujeres, tuviera casa en la muerte.
El viudo decía que ella y su casa se parecían, porque el templo cambiaba, como ella cambiaba, según la hora del día o de la noche.
Dicen que el Taj Mahal fue diseñado por Ustad Ahmad, persa, arquitecto, astrólogo, también llamado por muchos otros nombres.

18 oct 2015

La masificación de las palabras

«No digo que los escritores deban dejar de escribir. Esto sería fatuo. Me pregunto si no están escribiendo demasiado, si el diluvio de letra impresa a través del cual luchamos por abrirnos paso, aturdidos, no representa por sí mismo una subversión del significado. “Una civilización de palabras es una civilización malsana.” Es una civilización donde la inflación constante de la moneda verbal ha devaluado de tal modo lo que antes fuera un acto numinoso de comunicación que lo válido y lo verdaderamente nuevo ya no pueden hacerse oír. Cada mes  debe fabricar su obra maestra, de manera que las prensas empujan a la mediocridad a un esplendor espurio y transitorio.