5 mar 2016

Waldstein


En femenino,  de Li-Shu Chen
   «La casa Waldstein ha estado inextricablemente arraigada a la cultura, el comercio y la historia del reino de Prusia y de la nación alemana desde mediados del siglo XVIII, y, en reconocimiento de ello, el primer Kaiser Guillermo elevó a mi padre a la nobleza, y no sólo a la nobleza sino a la Freiherrschaft. ¿Espera usted que yo envía a mi hija, que nació baronesa, con un apellido que está en todos los libros escolares, a un país donde podría no ser considerada enteramente blanca? –le temblaba la voz.
   –Pero usted me dijo que no tenía objeciones en principio.
   –Eso era aquí. Suponíamos que usted se quedaría aquí, que sería pintor... Usted parece tener talento, la gente compra sus cuadros... Le aseguro que no tuve ninguna intención de enviar a mi hija a América. ¡Ninguna! –Hizo una pausa para recobrar el aliento.
   Su cara me dijo que el tema estaba cerrado. Silencio. Pude oír los latidos de mi corazón».


(SOLMSSEN, Arthur R.G.  Una princesa en Berlín. 2ª ed. Barcelona: Tusquests, 2012, p. 479).

1 mar 2016

Ese tú al que se escribe

«La escritura inauguró una nueva forma de estar en el mundo: no es una simple reproducción del discurso lingüístico, que es primordialmente oral. Oralidad y escritura no son intercambiables. Hay una zona de confluencia, de intersección, pero una y otra poseen sus propias virtualidades. Pedro Salinas lo escribe en El defensor: hay cosas que solo se pueden expresar epistolarmente. En la escritura, el hombre puede encontrarse más sereno, consigo mismo, sin la interferencia emocional del otro, de los otros.

27 feb 2016

Árboles de poesía

¿Llegaré yo a escribir
alguna vez
el poema que me abra
ese paisaje
donde pueda perderme
entre los árboles
y aspirar los perdidos
aromas de la infancia?

¿Cuándo podré crear
un mundo tan real
como irreal es este
en el que vivo?

25 feb 2016

El arte de la escucha

Homenaje a Miró,  de Li-Shu Chen
«El arte del relator pide una escucha, pues por debajo incluso del más sofisticado de los estilos narrativos clásicos se escucha la cadencia de la palabra hablada. Un relato es algo que se dice, que se habla; que se vive en el oído. Pero nosotros hemos perdido el arte de escuchar, hemos dejado de deleitarnos con las digresiones y las pausas de la voz espontánea.  Vueltos holgazanes por la profusión de los brillantes e instantáneos artilugios gráficos 
–la fotografía, el cartel, el cine, el tebeo–, hemos pasado de auditores a espectadores.

23 feb 2016

La vida es sueño

 
«Nuestra vida nocturna es un océano porque flotamos en ella. Durante el sueño no vivimos nunca inmóviles sobre la tierra. Caemos de un sueño a otro más profundo, o bien hay en nosotros un poco de alma que quiere despertarse: entonces nos levanta. Subimos o bajamos sin cesar. Dormir es descender y ascender como un ludión sensible en las aguas de la noche. En nosotros la noche y el día tienen un devenir vertical. Son atmósferas de densidades desiguales, donde sube y baja el soñador siguiendo el peso de sus pecados o la ingravidez de su beatitud».


(BACHELARD, Gaston. El agua y los sueños. 1ª ed., 7ª reimp. México: Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 75).

18 feb 2016

La anarquía de la lectura


Mujer leyendo (1935),  de Pablo Picasso
«Desde la liberalización de las prácticas de la lectura entre los siglos XVII y XIX, cada uno es libre de decidir no sólo qué leer y cómo hacerlo, sino también de elegir el lugar de la lectura. Ahora se puede leer donde uno quiera: preferentemente en casa, hundido en un sillón, tumbado en la cama o en el suelo, pero también al aire libre, en la playa o durante un viaje, en el tren o en el metro (...) la mirada sumergida silenciosamente en un libro generaba un aura de intimidad que separaba al lector de su entorno inmediato permitiéndole, sin embargo, permanecer inmerso en él (...): en medio del ajetreo de la ciudad y en presencia de otra gente, el lector podía estar consigo mismo sin ser perturbado.

14 feb 2016

Donde habite el olvido

Donde habite el olvido,
Rosa meditativa (1938),  
de Salvador Dalí
en los vastos jardines sin aurora;
donde yo sólo sea
memoria de una piedra sepultada entre ortigas
sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
                                                    
Donde mi nombre deje
al cuerpo que designa en brazos de los siglos,
donde el deseo no exista.

10 feb 2016

La realidad de la esperanza


El muro del sol, de Joan Miró
«Hay una esperanza que nada espera, que se alimenta de su propia incertidumbre: la esperanza creadora; la que extrae del vacío, de la adversidad, de la oposición, su propia fuerza sin por eso oponerse a nada, sin embalarse en ninguna clase de guerra. Es la esperanza que crea suspendida sobre la realidad sin desconocerla, la que hace surgir la realidad aún no habida, la palabra no dicha: la esperanza reveladora; nace de la conjunción de todos los pasos señalados, afinados y concertados al extremo; nace del sacrificio que nada espera de inmediato mas que sabe gozosamente de su cierto, sobrepasado, cumplimiento.