Homenaje a Miró, de Li-Shu Chen
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Enfrentado a esta turbulencia
y baratura emocional, el arte de la emoción se ha replegado en torno a sí
mismo. Sigue exigiendo nuestra atención, pero mediante la dificultad técnica.
De este modo se ha procedido a un enorme enriquecimiento del lenguaje y del
recurso formal, pero pagando un precio. Sigo pensando que un novelista
“natural” es un hombre capaz de contar una historia espontánea y mantener la
atención de los pasajeros de un vagón de tercera en un caluroso día de verano.
Por cierto, ésa es una prueba a la que no quisiera someter a muchos de nuestros
maestros actuales.
Sin embargo, Mérimée saldría
triunfante. Nada más ponerse a contar una historia con su voz elegante y de
algún modo afectada, es imposible desviar la atención».
(STEINER, George. Lenguaje y silencio. 2ª ed. Madrid:
Gedisa, 2000, p. 238-239).
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