28 feb 2015

La mirada

En la cuna de Afrodita (1908)de Lawrence Alma-Tadema
A veces pierdo la mirada:
se va por otros derroteros,
escapa de los iris y se aleja
dejándome vacía, sin paisaje.

Yo sé que necesita otras esquinas,
otras alturas desde dónde otear;
que las cuencas de mis ojos
le resultan estrechas, limitadas.

Y por eso se lanza,
            con avidez de luna,
a un camino sin márgenes ni trazos.

17 feb 2015

Božena Němcová

«[...] Fue su marido quien introdujo a Božena, quien hablaba solamente alemán en casa, en los círculos patrióticos checos; de modo que ella, que se convirtió después de su muerte en un verdadero mito nacional, comenzó a leer en checo y a aprender la ortografía y la gramática relativamente tarde.
La bella Božena se inició en el oficio de escritora bajo la influencia del joven poeta Václav Bolemír Nebeský. Él no fue su único amante, como le confesó a su marido en una carta de sorprendente franqueza. Sus relaciones, sin embargo, no le aportaron más que decepción y cólera: “He buscado vanamente un amor parecido al que experimentaba yo misma. Quería un hombre al que hubiera podido venerar, (...) pero en los hombres encontré sólo déspotas groseros, sólo señores (...). La amargura y la porfía se anidaron en mi corazón.

10 feb 2015

Lo que el invierno ofrece


«Cuando el suelo queda parcialmente libre de nieve y su superficie se ha secado algo por efecto de los días tibios, me era grato buscar las primeras señales del tiempo nuevo que atisbaban apenas al exterior entre la majestuosa belleza de la vegetación ya marchita que logró resistir el invierno: siemprevivas, olidagos, junquillos y las graciosas gramíneas salvajes, más visibles y a menudo más graciosas que en verano, como si su belleza no madurase hasta entonces; igual ocurre con la planta del algodón, la espadaña, el verbasco, la candelaria, el corazoncillo, la espirea y otras plantas de tallo duro, graneros inagotables que alimentan a los primeros pájaros recién llegados, plantas discretas como velo de viuda para la naturaleza invernal.

6 feb 2015

Signos e indicios del Destino

Belleza abstracta (1),  de Li-Shu Chen
«En la vida existe un valor que permanece muchas veces invisible para los demás, pero que el hombre escucha en lo hondo de su alma: es la fidelidad o traición a lo que sentimos como un destino o una vocación a cumplir.

El destino, al igual que todo lo humano, no se manifiesta en abstracto, sino que se encarna en alguna circunstancia, en un pequeño lugar, en una cara amada, o en un nacimiento pobrísimo en los confines de un imperio.

25 ene 2015

Una amistad verdadera

El abrazo (1903),  de Pablo Picasso
«La amistad se basa en la esperanza y también en una desnudez de espíritu en la que hallamos quietud y descanso. Cuando nada se codicia del otro, la amistad alcanza su completa madurez y desarrollo. Es una idea expresada a lo largo de los siglos en las grandes obras del pensamiento universal. Esta gama de amistades forma un crisol de diversidades. Quiero alejarme de los oropeles y los fuegos artificiales que consisten en exaltar la amistad de forma acrítica, como algo maravilloso, que funciona sin más. No quiero seguir ese sendero, una especie de feria de vanidades, conocer a mucha gente y codearse con ella, pero todo epidérmico, superficial, liviano. Nos quedamos en la cáscara de la relación humana. Eso no es amistad, eso es conocer gente, tratarse con ella... O es un grado muy elemental, que se sitúa en la falda de lo que debemos entender por una amistad verdadera. En ella hay intimidad, uno se arriesga, cuenta su vida, abre su corazón y deja que el otro se adentre por los pasadizos de la vida privada y conozca lo que allí hay, existe, se mueve, circula...».


(ROJAS, Enrique. Amistad: adiós a la soledad. Madrid: Temas de hoy, 2009, p. 27-28).

17 ene 2015

De la forma más simple

Es sólo el inicio. Después duele
y se le da nombre.
A veces lo llaman pasión. Que puede
ocurrir de la forma más simple:
unas gotas de lluvia en el cabello.
Acercas la mano, los dedos
empiezan a arder inesperadamente
retrocedes de miedo. Aquellos cabellos,
sus gotas de agua son el inicio,
sólo el inicio. Antes
del final deberás tomar el fuego
y hacer del invierno
la más ardiente de las estaciones.


(ANDRADE, Eugénio de. Los surcos de la sed. Madrid: Calambur, 2001, p. 31).