«[...] Fue su marido quien introdujo
a Božena, quien hablaba solamente
alemán en casa, en los círculos patrióticos checos; de modo que ella, que se
convirtió después de su muerte en un verdadero mito nacional, comenzó a leer en
checo y a aprender la ortografía y la gramática relativamente tarde.
La
bella Božena se inició en el oficio de escritora bajo la influencia del joven
poeta Václav Bolemír Nebeský. Él no fue su único amante, como le confesó a su
marido en una carta de sorprendente franqueza. Sus relaciones, sin embargo, no
le aportaron más que decepción y cólera: “He buscado vanamente un amor parecido
al que experimentaba yo misma. Quería un hombre al que hubiera podido venerar,
(...) pero en los hombres encontré sólo déspotas groseros, sólo señores (...).
La amargura y la porfía se anidaron en mi corazón. Habéis poseído mi cuerpo,
mis actos, mi sinceridad, pero mis deseos han vagabundeado a lo lejos”. Su
balance: “Yo (...) quería llenar ese vacío
de mi corazón, pero no sabía cómo”. Cuando Božena llegó al límite de la
desesperación, descubrió entonces, como un peregrino que vaga en la tinieblas,
otra estrella de amor, como le escribió a un amigo: “Ella ha iluminado mi
camino y yo la he seguido”. Esa estrella era la literatura».
(BOLLMANN, Stefan. Las mujeres que escriben también son peligrosas. 2ª
ed. Madrid: Maeva, 2007, p. 67).
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