Sembrador con la puesta de sol (1888),
de Vincent van Gogh |
«En la
sala de audiencia del mundo la simple hoja de hierba se sienta en el mismo
tapiz con el rayo de sol y las estrellas de la medianoche.
Así mis canciones ocupan sus asientos en el
corazón del mundo con la música de las nubes y los bosques.
Pero tú, hombre rico, tu riqueza no
participa en la sencilla grandeza del alegre oro del sol y en el suave
resplandor de la luna pensativa.
La bendición del cielo que todo lo abarca no
se extiende hasta ti.
Y cuando aparece la muerte, esa riqueza
palidece y se marchita y se resuelve en polvo».
(TAGORE, Rabindranaz. El jardinero. Madrid:
Edaf, 2001, p. 155).