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Las mujeres de Anfisa (1887), de Lawrence Alma-Tadema
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«Allá está el verdadero Amado, con el que
podemos unirnos, participando de Él y poseyéndolo y no abrazándolo por fuera
carnalmente. Si alguno vio, sabe lo que digo. Sabe que el alma entonces está en
posesión de una vida distinta, desde el momento en que se acerca a Él y se une
ya a Él y participa de Él hasta el punto de darse cuenta, en ese estado, de la
presencia del dador de la vida verdadera. Y ya no necesita de nada, antes al
contrario, le es preciso despojarse de las demás cosas, quedarse en eso solo y
hacerse eso solo, apartando el resto... Y entonces es cuando es posible ver a
Aquél y verse a sí mismos como se debe uno ver: esplendoroso y lleno de luz
inteligible; mejor dicho, hecho luz misma, pura ingrávida y leve; hecho dios, o
mejor aún, siendo dios, se verá todo encendido en aquel instante».
(PLOTINO. Enéadas,
VI, 9, 10, incluido en: GARCÍA CASTILLO, Pablo. Plotino. Madrid: Ediciones
del Orto, 2001, p. 90).
2 comentarios:
El texto resulta exquisito, pero el cuadro de Alma-Tadema ilustra casi tan bien como las palabras.
Cada retazo de palabras me gusta acompañarlo, como habrás podido ver, con una ilustración. Algunas sé cuáles serán según voy preparando el texto; en otras, comienzo el encaje guiándome por el estilo del pintor o su época, o un paisaje ensoñado o vivido... pero también en algunas otras la casualidad juega conmigo en esa búsqueda... ¡y tal divina conjunción palabra-imagen se convierte en el encuentro más dichoso para mi, y creo que para quien después lo disfruta conmigo! Muchas gracias por ser partícipe de este mi agora infinito.
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