Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
23 abr 2021
18 abr 2021
Mendel, el de los libros
«De
modo que fuimos los dos al café Gluck, y, mira por dónde, allí estaba sentado
Mendel el de los libros, con las gafas puestas, la barba desaliñada, vestido de
negro. Leyendo, se balanceaba como un oscuro matorral al viento. Nos acercamos,
pero él no se dio cuenta. Se limitaba a estar allí sentado, leyendo y
balanceando el torso como si fuera una pagoda, hacia delante y hacia atrás, por
encima de la mesa. Tras él, de un gancho, colgaba su negro y raído paletó,
asimismo atiborrado de revistas y apuntes. Para anunciarnos, mi amigo tosió con
fuerza. Pero Mendel, las gruesas gafas aplastadas contra el libro, seguía sin
percatarse de nuestra presencia. Por fin mi amigo dio sobre la superficie de la
mesa un golpe tan fuerte y enérgico como cuando llama uno a una puerta...
Entonces Mendel levantó la vista y, con un movimiento mecánico y rápido, se
subió hasta la frente las toscas gafas de montura de acero. Bajo las erizadas
cejas de un gris ceniza, dos extraños ojos se clavaron en nosotros, unos ojos
pequeños, negros, despiertos, de mirada ágil, aguda y temblequeante como la
lengua de una serpiente. Mi amigo me presentó, y yo expuse mi demanda, para lo
cual –la argucia me la había recomendado expresamente mi amigo–
empecé por quejarme, en apariencia furioso, del bibliotecario que no me había
querido dar información alguna.
14 abr 2021
10 abr 2021
4 abr 2021
De bibliotecas y bibliotecarios
«El señor
Rodó es bibliotecario –dijo mi madre–. Trabaja en la Biblioteca Nacional.
–¿Has
estado alguna vez allí? –me preguntó.
–No –me
disculpé.
–Tiene más
de tres millones de libros –dijo mi madre–, animándolo a hablar–. Y hay un
montón de gatos para los ratones, y cada gato tiene su nombre y consta en
nómina, como un empleado más.
28 mar 2021
Canción
Secretos de amor (1896), dde William-Adolphe Bouguereau |
Tú, a
la que no declaro
las
noches que paso en vela,
cuya
esencia me fatiga
como el
mecer de una cuna.
Tú, que
tampoco me dices
si por
mi son tus desvelos.
Mira,
¿y si sobrellevásemos
esta
sed que es nuestro ornato
sin
procurar apagarla?
Pues repara
en los amantes,
aun no
bien la confesión
inician,
qué pronto mienten.
Tú
llenas mi soledad.
Te
imagino siempre nueva:
a ratos
eres tú sola,
y a
veces ese murmullo
o ese
etéreo perfume.
A
todas, ay, he perdido
entre
mis brazos. Mas tú,
tú
naces siempre de nuevo.
Porque
nunca te retuve,
firmemente
te conservo.
(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid:
Espasa-Calpe, 1976, p. 179-180).
21 mar 2021
15 mar 2021
Descubrimientos
Lluvia dorada llena de mitos de amor (2018), de Li-Shu Chen
|
«No somos los primeros en haber visto el
polvo de Asia Menor en verano, ni sus piedras calientes al rojo vivo, ni las
islas que huelen a sal y a hierbas aromáticas, ni el cielo ni el mar
rabiosamente azules. Todo ha sido ya probado y experimentado en mil ocasiones,
pero, con frecuencia, no ha sido narrado, las palabras que lo contaban no han
subsistido, o bien, si es que lo han hecho, no han sido inteligibles para
nosotros o ya no nos conmueven. Igual que las nubes en el cielo vacío, nos formamos
y disipamos sobre ese fondo de olvido».
(YOURCENAR, Marguerite. El laberinto del mundo. Madrid: Alfaguara, 2012, p. 297).