Alcázar de Segovia, de Li-Shu Chen
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«Lo propio
de una ciudad ha de ser algo que encierre una exigencia constante y que sea al
par una dádiva. Un don de esos que obligan al que lo recibe sin que él se dé
cuenta o sin que sea necesario que se la dé. Algo inmaterial y que se
corporeiza, algo trascendente y que se convierte en pan de cada día. Algo que
corresponde, que ha de corresponder, a los elementos esenciales que forman la
figura, el cuerpo, la fisonomía de la ciudad.