Las mujeres de Anfisa (1887), de Lawrence Alma-Tadema
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Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
19 feb 2013
Verse a sí mismos
14 feb 2013
Amor constante más allá muerte
Cupido y Psyche (1817), de Jacques-Louis
David
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sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
10 feb 2013
7 feb 2013
A cada libro, su lector
La lectora (hacia 1880-90), de Jean Jacques Henner
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«El valor de los libros es
proporcional a lo que podemos llamar su plasticidad: su cualidad de ser todas
las cosas para todos los hombres, de ser modelados diversamente por el impacto
de formas nuevas de pensamiento. Cuando, por una u otra razón, esta adaptabilidad
recíproca está ausente, no puede haber ninguna relación real entre el libro y
el lector. En este sentido se puede decir que no existe un criterio abstracto
de valores en la literatura: los libros más grandes que se han escrito sólo
valen para cada lector lo que éste puede sacar de ellos.
3 feb 2013
Febrero
31 ene 2013
28 ene 2013
Ella nunca volvería a Praga
El Vltava atravesado por el Karlův most (Puente de Carlos). Al otro lado del río, el
barrio de la Malá Strana, y al fondo en lo alto, Hradčany (el Castillo de Praga). |
«Regresé a la
ciudad por el puente de Carlos, pero no arrojé la moneda al Vltava, cuyas aguas
centelleaban por efectos de la luz de los fanales encendidos. Anochecía y el
paisaje se transformaba sumergiendo la ciudad en la sombra y el silencio. De
noche, la Staré Město
es lúgubre y desvalida. Me volví de
cara al Hradčany, que estaba iluminado en bloque como en las grandes ocasiones.
La iluminación emergía desde los jardines que rodean el vasto recinto.
23 ene 2013
El lugar preferido de la pequeña Elisabeth
«En la última tienda Elisabeth compró con
sus kreuzer algunas velitas, una larga cadena de oropel de colores,
cerillas y un enorme corazón de pan de especias. Cargada con esos tesoros
siguió corriendo al bosque donde sólo se cruzó con algunas personas que
buscaban ramas secas al lado del camino y parecían malhumoradas y ateridas, y
no se fijaron en la niña. Hay un lugar en el bosque, donde el
atardecer, que esconde su oro, temeroso como un avaro detrás de la próxima
montaña, permanece vacilante como si no pudiese separarse de la hermosa tierra.
20 ene 2013
¿Qué quiere el viento de enero?
Boreas (1903), de John William
Waterhouse
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¿Qué quiere el viento de enero
que baja por el barranco
y violenta las ventanas
mientras te visto de abrazos?
Derribarnos. Arrastrarnos.
Derribadas, arrastradas
las dos sangres se alejaron
¿Qué sangre queriendo el viento
cada vez más enconado?
Separarnos.
(HERNÁNDEZ, Miguel. Poemas. Barcelona:
Plaza&Janes, 1975, p. 79).