«Internet es un universo asimilable a los
oceános descubiertos a fines de la Edad Media, cuando europeos surcaron desde
el Mediterráneo el Atlántico y el Pacífico; espacios que abrieron muchas
posibilidades, y que precisaron nuevas técnicas de navegación y de orientación.
Para surcar el cuasi infinito almacén de datos del océano virtual hacen
falta nuevas brújulas y mapas, si se pretende arribar a destinos de
conocimiento, y no sólo de divertimento.
Los avances técnicos no son salvíficos. Son
una oportunidad».
(BARNÉS,
Antonio. Elogio del libro de papel. Madrid: Rialp, 2014, p. 25).