«La
amistad que no exige nada ni se queja nunca no es verdadera amistad, es otra
cosa. Cuando hay comunicación, hay diálogo, punto de vista, desacuerdo,
malentendidos, reproches, enfado, perdón, vuelta a empezar, aclarar lo
sucedido... Hay vida y la vida es conflicto y acuerdo. Lo diría de otro modo:
si quieres encontrar amistades en sus distintos grados, llévalas contigo. A los
hermanos los recibimos por herencia, a los amigos los elegimos. La amistad
auténtica es tan difícil como el amor. Requiere mucho esmero y cuidado para
que no se pierda en la vorágine de acontecimientos que circulan por la vida de
cada uno».
(ROJAS, Enrique. Amistad: adiós a la soledad. Madrid:
Temas de hoy, 2009, p. 159).
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