Drawing hands (1948), de M.C. Escher
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«¡Qué
lentitud la mía! Tanto o más que un poema me cuesta una simple página en prosa.
Todo me sale demasiado rítmico. Batallo porque no sea así. Corrijo, deformo una
frase para que no haga verso. La leo lentamente. Y entonces no me gusta. ¿Qué
hacer? Seguiré esta Arboleda como hasta ahora. Me perdono el delito de perderme
en sus ramas, dejando el mismo soplo musical, métrico, saltarín, que las viene
moviendo desde el primer capítulo».
(ALBERTI, Rafael. La arboleda perdida: libros I y II de memorias. 1ª ed., 6ª reimp. Barcelona: Seix Barral,
1981, p. 195).