«A la
injusticia y la desigualdad hay que añadir la inestabilidad. Las sociedades
capitalistas sufren crisis periódicas, desastres financieros, quiebras
industriales, altas y bajas de sus productos y sus precios, cambios repentinos
de fortuna entre los propietarios, desempleo crónico entre los trabajadores. La
angustia psicológica, la incertidumbre, el no saber qué será de nosotros
mañana, se ha convertido en nuestra segunda naturaleza. El mercado es el
promotor de los cambios y las innovaciones técnicas; también es el rey del
despilfarro.Fabrica miles de objetos, todos de poca duración y baja calidad;
para Fourier, el ideal consistía en producir un número limitado, pero en
cantidad suficiente para todos, de objetos de insuperable calidad y de duración
ilimitada. A nosotros el mercado nos condena a desechar lo que compramos ayer
y, por la boca ubicua de la publicidad, nos intoxica con la droga infernal de
la novedad. Idolatría del siglo XX: la adoración de las cosas nuevas que duran
lo que dura un parpadeo. Gran engañifa del mercado, servidor de la nada, rival
de Satanás».
(PAZ, Octavio. Itinerario. 1ª ed., 3ª reimp. México: Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 119-120.)
(PAZ, Octavio. Itinerario. 1ª ed., 3ª reimp. México: Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 119-120.)
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