Hay
vidas
que
viven sin ser miradas,
como la lluvia en medio
del mar
o como
se abre
una
flor
al
abrigo de un bosque
por el que nadie y sólo el viento
ha
pasado.
Son
vidas que abrazan el don,
vidas que
respiran
desde
su propio olvido.
(MUJICA, Hugo. Y siempre después
del viento. Madrid: Visor, 2011, p. 66).
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