«¿Quién
eres tú, lector que has de leer mis poemas de aquí a cien años?
No puedo enviarte una sola flor de este
tesoro de la primavera, ni un solo rayo de esas nubes.
Abre tus puertas y mira fuera.
De tu jardín en flor coge los fragantes
recuerdos de las flores marchitas hace cien años.
Ojalá puedas sentir en la alegría de tu
corazón la vivida alegría que cantó una mañana de primavera lanzando su voz
satisfecha a través de cien años».
(TAGORE, Rabindranaz. El jardinero. Madrid:
Edaf, 2001, p. 170).