6 abr 2017

La intimidad de la lectura


Vista de la llanura de Auvers  (1890),  de Vincent van Gogh
«El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo porque es gregario, pero lee porque se sabe solo. Esta lectura es para él una compañía que no ocupa el lugar que ninguna otra compañía podría sustituir. No le ofrece ninguna explicación definitiva sobre su destino pero teje una apretada red de connivencias que expresan la paradójica dicha de vivir a la vez que iluminan la absurdidad trágica de la vida. De manera que nuestras razones para leer son tan ‘extrañas’ como nuestras razones vivir. Y nadie tiene poderes para pedirnos cuentas sobre esa intimidad».


(PENNAC, Daniel. Como una novela. 8ª ed. Barcelona: Anagrama, 2001, p. 169).

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