«Pero
quizá diréis que las personas vivas hablan de cosas actuales y que tienen un
interés inmediato para vosotros, y por eso es por lo que deseáis oírlas. No; no
puede ser así, porque las mismas personas vivas os hablarán de las cosas
actuales mucho mejor en sus escritos que en sus conversaciones descuidadas. Aun
admito que este motivo influya en vosotros al preferir esos escritos efímeros y
rápidos a los lentos y duraderos – a los libros, propiamente dichos. Pues todos
los libros se pueden dividir en dos clases: los libros del momento y los libros
de todo tiempo. Tomad nota de esta distinción: no es sólo de calidad. No es
simplemente el libro malo el que no dura y bueno el que permanece. Es una
diferencia de especie. Hay libros buenos para el momento y libros buenos para
siempre, libros malos para el momento y
malos para siempre. Debo
definir estas dos clases de libros antes de pasar más adelante».
(RUSKIN, John. Sésamo y lirios: ensayos sociales. Buenos
Aires: Espasa-Calpe, 1950, p. 39-40).
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