5 sept 2023

La zorra y los cazadores

El oro del azur (1967),
de Joan Miró
«Huyendo de los cazadores una zorra y, considerándose ya perdida, suplicó a un leñador que la ocultase en su choza, a la cual accedió el hombre enseguida. No tardaron en llegar los cazadores y preguntando al leñador si había visto a una zorra, contestó que no, pero al mismo tiempo les señalaba con las manos y les guiñaba con los ojos el sitio en que estaba oculta. Los cazadores no comprendieron, sin embargo, sus señas, y se fueron, lo cual visto por la zorra salió de su escondrijo y pasó por delante del leñador sin decirle palabra.

- ¿Cómo es esto? –exclamó el leñador–, ¿acabo de salvarte la vida y ni tan siquiera me das las gracias?

- ¡Ay, amigo! –respondió la zorra–, si tus manos, tus ademanes y tus obras fuesen tan buenos como tus palabras, seguramente merecerías que te las diera cumplidas».

Quien mezcla las obras buenas con las malas, hace mal siempre.


(ESOPO. Fábulas. [San Salvador?: s.n., s.a., p. 21-22).

29 ago 2023

Colores

«El poema del mar quedó, de momento, inconcluso, pero aquel año acudí a la visita vestida de azul, para que viera el color… Los versos que le llevaba, sin embargo, tenían tonos rojos –como la carta, como el mensaje– y también verdes; eran carnales y dramáticos. Sólo del amor podría aún brotar aquí la felicidad, si la felicidad no fuera pasión, había escrito él.

19 ago 2023

Campana de viento

Lavender night, de Guido Borelli
Este paso ligero de los aires,
esta brisa ligera de agosto que nos trae
un respiro en la noche, ¿desde cuánta
limpieza está tocando
la campana de viento –toda lágrimas–
y el centro del verano de la carne?

Bien sé que no sabremos
de esto mucho más, sino que acaso
un algo se cumplió, una frescura
que no es obra del viento, y que en el alma
no encuentra su medida.

Vaya todo a su bien, que el día es leve.



(GALLEGO, Vicente. Saber de grillos. Madrid: Visor Libros, 2015, p. 23).

7 ago 2023

Esas pequeñas (e imprescindibles) cosas de la vida

«–Supongo que querrás contarme algo –intentó ayudarlo–. ¿Una historia quizá?
–Sí. Es una historia que no ha tenido ocasión de contársela a nadie, ni a Clara, que es a quien tenía que habérsela contado nada más ocurrir, ni a usted, ni a mis padres, ni a los padres de Clara ni a nadie…
–Y ahora vienes a contármela a mí.
–Necesito contársela a alguien y nadie mejor que usted. Me muero por contar esa historia, y porque llegue a los oídos de Clara y alcance su perdón, o al menos, su comprensión y su piedad.

3 ago 2023

Duda existencial

¿Acaso soy una flor,
Abeja que
Tanto me miras?


Am I a flower
Bee, that you
Stare at me?



(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 184-185).

21 jul 2023

Todas las inteligencias despiertan por la mañana

 Campo de la Provenza en verano (1888),
Vincent van Gogh
«Cada mañana me traía una nueva invitación a conferir mi vida igual sencillez, y me atrevo a decir inocencia, que la Naturaleza misma; he sido adorador de Aurora tan sincero como lo fueran los mismos griegos. Me levantaba temprano e iba a darme un baño en la laguna; era un verdadero ejercicio religioso y una de las mejores cosas que hacía. Se dice, por cierto, que en la bañera del rey Tching-thang se había grabado a tal efecto: “Renuévate completamente cada día; una y otra vez y siempre”. Lo comprendo. La mañana nos trae de nuevo los tiempos heroicos. Me afectaba tanto el leve zumbido de un mosquito que diera su vuelta invisible e inimaginable por mi habitación al romper el alba, sentado yo con puerta y ventana abiertas, como pudiera hacerlo una trompeta que cantara a la fama.