«Eduard Munch escuchó que el cielo gritaba.
Ya había pasado el crepúsculo pero el sol
persistía, en lenguas de fuego que subían desde el horizonte, cuando el cielo
gritó.
Munch pintó ese gritó.
Ahora, quien ve su cuadro se tapa los oídos.
El nuevo siglo nacía gritando».
(GALEANO, Eduardo. Espejos
: una historia casi universal. México: Siglo XXI, 2008,
p. 238).