12 ene 2017

El sosiego de aquellos años


La siesta (1868)de Lawrence Alma-Tadema

   «Cuando considero esos años, creo encontrar en ellos la Edad de Oro. Todo era fácil; los esfuerzos de antaño se veían recompensados por una facilidad casi divina. Viajar era un juego: placer controlado, conocido, puesto hábilmente en acción. El trabajo incesante no era más que una forma de voluptuosidad. Mi vida, a la que todo llegaba tarde, el poder y aun la felicidad, adquiría un esplendor cenital, el brillo de las horas de la siesta en que todo se sume en una atmósfera de oro, los objetos de aposento y el cuerpo tendido a nuestro lado. La pasión colmada posee su inocencia, casi tan frágil como las otras: el resto de la belleza humana pasaba a ser un espectáculo, no era ya la presa que yo había perseguido como cazador.

10 dic 2016

Los derechos humanos


Vacío de miradas,  de Li-Shu Chen
«La extorsión
el insulto,
la amenaza,
el coscorrón,
la bofetada,
la paliza,
el azote,
el cuarto oscuro,
la ducha helada,
el ayuno obligatorio,
la comida obligatoria,
la prohibición de salir,
la prohibición de decir lo que se piensa,
la prohibición de hacer lo que se siente
y la humillación pública
son algunos de los métodos de penitencia y tortura tradicionales en la vida de familia.

4 dic 2016

Una princesa en Berlín

Boring dolls (c.a. 1929), de Jeanne Mammen
   «Yo ya estaba en pie y me dirigía hacia la puerta.
   –Barón Von Waldstein...
   También él se puso de pie y tiró del cordón de la campanilla.
   –Será mejor que me marche, señor.
   –Sí, pero no del todo solo. Un momento, por favor. –Me tomó con fuerza del codo.
   El mismo criado apareció en la puerta. Su expresión cambió un poco cuando vio mi cara.
   –Traiga el paquete para el señor Ellis. Creo que lo pusieron en el cuarto ropero...
   El sirviente desapareció otra vez y el barón, todavía con la mano en mi codo, me guió suavemente fuera de la habitación, por el salón y hacia el árbol de Navidad, punto exacto donde, un año atrás, me había regalado la botella con el velero dentro. ¿Dónde había dejado yo aquella botella?
   –Tenemos un regalo de Navidad para usted –dijo cuando apareció el criado con un paquete grande y delgado, envuelto en papel color marrón.

29 nov 2016

La voz de la lluvia




¿Y quién eres tú?, le dije al aguacero que caía suavemente,
Y, cosa extraña, me dio la respuesta que así traduzco:
Soy el Poema de la Tierra, dijo la voz de la lluvia,
Eternamente me elevo impalpable desde la tierra y desde el
mar sin fondo.

23 nov 2016

Diálogo en el bosque


¿Fue posible que yo no te supiera
cerca de mí, perdido en las miradas?

Los ojos me dolían de esperar.
Pasaste.

Si apareciendo entonces
me hubieras revelado
el país verdadero en que habitabas.

Pero pasaste
como un Dios destruido.

Sola, después, de lo negro surgía
tu mirada.


(GIL DE BIEDMA, Jaime. Las personas del verbo.Palencia: Cálamo, 2009, p. 38).