3 feb 2016

El arte de dibujarte

   
Vana cortesía (1900) 
de Lawrence Alma-Tadema
«En algún lecho del golfo de Corinto, una mujer contempla, a la luz del fuego, el perfil de su amante dormido.
   En la pared, se refleja la sombra.
   El amante, que yace a su lado, se irá. Al amanecer se irá a la guerra, se irá a la muerte. Y también la sombra, su compañera de viaje, se irá con él y con él morirá.
   Es noche todavía. La mujer recoge un tizón entre las brasas y dibuja, en la pared, el contorno de la sombra.
   Esos trazos no se irán.
   No la abrazarán, y ella lo sabe. Pero no se irán».


(GALEANO, Eduardo.  Espejos : una historia casi universal. México: Siglo XXI, 2008, p. 47).

20 ene 2016

El hábito de la lectura

   «El ejercicio físico es al cuerpo lo que la lectura es a la inteligencia. [...] Es menester buscar tiempo y fomentar este hábito. Por eso los padres deben procurar leer y que sus hijos vean que lo hacen, además de comentar lo que se ha leído y recomendar textos adecuados a cada edad. Crear una atmósfera de lectura en la familia es una labor educativa que no tiene precio. No obstante, insisto en que los padres deben ir por delante, aunque cueste, y a veces no se encuentre el tiempo oportuno para ello. Un joven que lee va a tener una visión más rica de la vida, se agranda su vocabulario y es capaz de captar más matices que aquel que no practica este hábito».

(ROJAS, Enrique. Amistad: adiós a la soledad. Madrid: Temas de hoy, 2009, p. 140).

14 ene 2016

Tu riqueza y la mía



Sembrador con la puesta de sol  (1888)
de Vincent van Gogh
«En la sala de audiencia del mundo la simple hoja de hierba se sienta en el mismo tapiz con el rayo de sol y las estrellas de la medianoche.
   Así mis canciones ocupan sus asientos en el corazón del mundo con la música de las nubes y los bosques.
   Pero tú, hombre rico, tu riqueza no participa en la sencilla grandeza del alegre oro del sol y en el suave resplandor de la luna pensativa.
   La bendición del cielo que todo lo abarca no se extiende hasta ti.
   Y cuando aparece la muerte, esa riqueza palidece y se marchita y se resuelve en polvo».


(TAGORE, Rabindranaz. El jardinero. Madrid: Edaf, 2001, p. 155).