3 jun 2015

Noches del mes de junio


Sol ardiente (1895),
de Frederic Leighton
Alguna vez recuerdo
ciertas noches de junio de aquel año,
casi borrosas, de mi adolescencia
(era en mil novecientos me parece
cuarenta y nueve)
porque en ese mes
sentía siempre una inquietud, una angustia pequeña
lo mismo que el calor que empezaba,
nada más
que la especial sonoridad del aire
y una disposición vagamente afectiva.

24 may 2015

Promesas y oportunidades



Librería Atlantis Books – Santorini (Grecia)
«Al abrir la tienda producía en Florence, cada mañana, la misma sensación cargada de promesas y oportunidades futuras. Los libros estaban bien alienados como las verduras del huerto de la señora Gipping. Dispuestos para todos los visitantes.
   Milo vino a la hora del almuerzo.
   –¿Qué? ¿al final va a encargar a Lolita?
   –Todavía no lo he decidido. He pedido un ejemplar de lectura. Estoy algo desconcertada por lo que han dicho sobre ella los periódicos americanos.

21 may 2015

Distracciones nocturnas

Sí, es cierto que las primaveras te necesitaban. Algunas estrellas    
requirieron que tú las contemplases. Una ola                                   
se alzó hasta ti desde el pasado, o cuando                                      
pasando por delante de una ventana abierta                                    
las notas de un violín se te entregaron. Todo eso era una orden.    
Pero, ¿pudiste cumplirla? ¿No estabas siempre                               
distraído, a la espera, como si todo te anunciara                             
una amante? (¿Dónde podrías esconderla                                       
si los grandes y extraños pensamientos entran y salen de ti            
y a menudo se quedan por la noche?)                                            

6 may 2015

Diálogo de las flores

«Ese romanticismo aéreo y volador presta alas a todas las cosas de la tierra. El misterio pasa de la sustancia a su atmósfera. Todo conspira para dar al ser aislado una vida universal. Cuando yo escuchaba madurar las ciruelas, veía el sol acariciando todas las frutas, dorando todas las redondeces, puliendo todas las riquezas. El verde arroyo, en su leve cascada estremecía las campanas de la aguileña. Volaba un sonido azul. El racimo de flores lanzaba trinos sin fin en el cielo azul.

30 abr 2015

Escribir sí


«Ganesha es panzón, por lo mucho que le gustan los caramelos, y tiene orejas y trompa de elefante. Pero escribe con manos de gente.
Él es maestro de iniciaciones, el que ayuda a que la gente empiece sus obras. Sin él, nada en la India tendría comienzo. En el arte de la escritura, y en todo lo demás, el comienzo es lo más importante. Cualquier principio es un grandioso momento de la vida, enseña Ganesha, y las primeras palabras de una carta o de un libro son tan fundadoras como los primeros ladrillos de una casa o de un templo».


(GALEANO, Eduardo.  Espejos : una historia casi universal. México: Siglo XXI, 2008, p.16).