6 may 2015

Diálogo de las flores

«Ese romanticismo aéreo y volador presta alas a todas las cosas de la tierra. El misterio pasa de la sustancia a su atmósfera. Todo conspira para dar al ser aislado una vida universal. Cuando yo escuchaba madurar las ciruelas, veía el sol acariciando todas las frutas, dorando todas las redondeces, puliendo todas las riquezas. El verde arroyo, en su leve cascada estremecía las campanas de la aguileña. Volaba un sonido azul. El racimo de flores lanzaba trinos sin fin en el cielo azul. Comprendía a Shelley (Epipsychidion): “y de sus labios, como de un jacinto lleno de rocío de miel, cae gota a gota un murmullo líquido, que hace morir de pasiones los sentidos, tan dulce como las pausas de la música planetaria oída en el éxtasis”. Cuando una flor murmura así, cuando la campanilla de las flores resuena en la cima de las umbelas, toda la tierra calla, todo el cielo habla. El universo aéreo se colma de una armonía de colores. Las anémonas de tan diverso colorido pintan los cuatro vientos del cielo... El color se mezclaba a la voz, a los aromas, del tiempo en que las flores hablaban...».


(BACHELARD, Gaston. El agua y los sueños. 1ª ed., 7ª reimp. México: Fondo de Cultura Económica, 1997, p. 69).

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