14 feb 2013

Amor constante más allá muerte

Cupido y Psyche (1817),  
de Jacques-Louis David
   Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera:

   mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.

7 feb 2013

A cada libro, su lector

La lectora (hacia 1880-90), de Jean Jacques Henner
   «El valor de los libros es proporcional a lo que podemos llamar su plasticidad: su cualidad de ser todas las cosas para todos los hombres, de ser modelados diversamente por el impacto de formas nuevas de pensamiento. Cuando, por una u otra razón, esta adaptabilidad recíproca está ausente, no puede haber ninguna relación real entre el libro y el lector. En este sentido se puede decir que no existe un criterio abstracto de valores en la literatura: los libros más grandes que se han escrito sólo valen para cada lector lo que éste puede sacar de ellos.

3 feb 2013

Febrero



Invierno (1896),  
de Alfons Mucha




Febrero es luz en círculo desnuda...
Entrando en él, un tallo al sur del círculo
su diámetro erecto multiplica:
¡prende a un trigal su pacto con el viento!


(PRADOS, Emilio. Circuncisión del sueño. Valencia: Pre-textos, 1981, p. 27). 

28 ene 2013

Ella nunca volvería a Praga

El Vltava atravesado por el Karlův most (Puente de Carlos). Al otro lado del río, el
barrio de la Malá Strana, y al fondo en lo alto, Hrad
čany (el Castillo de Praga).
«Regresé a la ciudad por el puente de Carlos, pero no arrojé la moneda al Vltava, cuyas aguas centelleaban por efectos de la luz de los fanales encendidos. Anochecía y el paisaje se transformaba sumergiendo la ciudad en la sombra y el silencio. De noche, la Staré Město es lúgubre y desvalida. Me volví de cara al Hradčany, que estaba iluminado en bloque como en las grandes ocasiones. La iluminación emergía desde los jardines que rodean el vasto recinto.

23 ene 2013

El lugar preferido de la pequeña Elisabeth

   «En la última tienda Elisabeth compró con sus kreuzer algunas velitas, una larga cadena de oropel de colores, cerillas y un enorme corazón de pan de especias. Cargada con esos tesoros siguió corriendo al bosque donde sólo se cruzó con algunas personas que buscaban ramas secas al lado del camino y parecían malhumoradas y ateridas, y no se fijaron en la niña. Hay un lugar en el bosque, donde el atardecer, que esconde su oro, temeroso como un avaro detrás de la próxima montaña, permanece vacilante como si no pudiese separarse de la hermosa tierra.

20 ene 2013

¿Qué quiere el viento de enero?


Boreas (1903),  de John William Waterhouse
¿Qué quiere el viento de enero
que baja por el barranco
y violenta las ventanas
mientras te visto de abrazos?

Derribarnos. Arrastrarnos.

Derribadas, arrastradas
las dos sangres se alejaron
¿Qué sangre queriendo el viento
cada vez más enconado?

Separarnos.


(HERNÁNDEZ, Miguel. Poemas. Barcelona: Plaza&Janes, 1975, p. 79).

15 ene 2013

Una esencia de ti: la cultura

De dónde venimos? Qué somos? A dónde vamos? (1899), 
de Paul Gauguin
   «El hombre posee el privilegio de tener antepasados; somos hijos siempre de alguien, herederos y descendientes. Mas cuando se pertenece a un mundo tan completo como el de la cultura occidental los antepasados son múltiples; tenemos diversas tradiciones detrás de nosotros, no una sola. De ahí el olvido y también los sucesivos renacimientos.
   Y es que tener cultura, estar en una cultura, es tener detrás de la vida individual de cada uno un tesoro a veces anónimo, a veces con nombre y figura. Es poder recordar, rememorar. Poder también, en un trance difícil, aclarar en su espejo nuestra angustia e incertidumbre».


(ZAMBRANO, María. Séneca. 3ª ed. Madrid: Siruela, 2008, p. 21).