«No hay quien pueda restituirte los años, y ninguno te
restituirá a ti mismo, la edad proseguirá el camino que comenzó, sin volver
atrás ni detenerse; no hará ruido ni te advertirá de su velocidad; pasará con
silencio, no se prorrogará por mandado de los reyes ni por el favor del pueblo;
correrá desde el primer día como se le ordenó; en ninguna parte tomará posada
ni se detendrá. ¿Qué se seguirá de esto? Que mientras tú estás ocupado, huye
aprisa la vida, llegando la muerte, para la cual, quieras o no, es forzoso
desocuparte [...] En tres tiempos se divide la vida: en presente, pasado y
futuro. De éstos, el presente es vivísimo, el futuro dudoso, el pasado cierto».
(SÉNECA, Lucio Anneo. Tratados filosóficos; Cartas. 8ª ed. México: Porrúa, 2003, p. 126-127).
(SÉNECA, Lucio Anneo. Tratados filosóficos; Cartas. 8ª ed. México: Porrúa, 2003, p. 126-127).
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