¡Abril
las aguas mil las aguas llueve!
Fiel
de un reflejo intemporal, el agua
Cruzó
en la luz de un cielo sin espacio;
Entró
en Abril de Abriles mil desnuda,
y al
cielo limpio, Abril los cielos mil,
sus
lunas va clavando en altas noches
que,
en nubes mil, el cielo le devuelve
Lluvia
es Abril cantando abierto al pecho:
“¡Abril!
¡Mil campos mil!” ...Y el tiempo, en flechas
de
Abril, con tallos nuevos cae al mar...
Abril
los mares mil lo alza y se sale...
Y
Abril a un río, Abril los ríos mil,
su
cuerpo sube y, alto y, alto y, alto
Abril
los cuerpos mil, descorre de agua
al
sol, por él en flechas mal herido.
(...)
(PRADOS, Emilio. Circuncisión del sueño. Valencia: Pre-textos,
1981, p. 47).
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