Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
28 abr 2015
26 abr 2015
¿No hay salida?
Luna verde (1972), de Joan Miró |
En duermevela oigo correr entre bultos adormilados
y ceñudos un incesante río.
Es la catarata negra y blanca, las voces , las risas,
los gemidos del mundo confuso, despeñándose.
Y mi pensamiento que galopa y galopa y no avanza,
también cae y se levanta.
y vuelve a despeñarse en las aguas estancadas del
lenguaje.
23 abr 2015
Dos clases de libros
«Pero
quizá diréis que las personas vivas hablan de cosas actuales y que tienen un
interés inmediato para vosotros, y por eso es por lo que deseáis oírlas. No; no
puede ser así, porque las mismas personas vivas os hablarán de las cosas
actuales mucho mejor en sus escritos que en sus conversaciones descuidadas. Aun
admito que este motivo influya en vosotros al preferir esos escritos efímeros y
rápidos a los lentos y duraderos – a los libros, propiamente dichos.
22 abr 2015
15 abr 2015
14 abr 2015
8 abr 2015
Libertad
Concentrics rinds I (1953), de M.C. Escher
|
«Pues el hombre está sometido en principio a la libertad y al
tiempo. A la libertad porque como dice la Razón Vital: «Somos
necesariamente libres». Y al tiempo, porque es el medio de la vida. Mas no basta
ser necesariamente algo para serlo como se debe. Se es libre aunque no se
quiera, cierto es y aunque no se sepa. Mas no es la misma libertad la del que
se sabe que la tiene, ni la del que sabe tenerla».
(ZAMBRANO, María. Persona y democracia. 2ª ed. Madrid:
Siruela, 2004, p. 114).
5 abr 2015
El destino del libro
Librería Lello&Irmao, en Oporto (Portugal) |
31 mar 2015
Un viento de primavera
Viento de flores (1902), de John William Waterhouse |
Con este viento viene el
destino; deja, oh, déjalo
venir, todo lo inaplazable y
ciego,
todo eso por lo que estaremos
incandescentes.
(Sé tranquilo y no te muevas,
para que nos halle.)
Nuestro destino, ay, viene en
este viento.
Vacilando por la carga de cosas
sin nombre,
trae ese nuevo viento de algún
sitio
sobre el mar lo que somos.
... Qué más quisiéramos. Nos
hallaríamos como en casa.
(Se elevaron y descendieron los
cielos en nosotros.)
Mas con este viento el destino
enorme
nos sobrepasa siempre.
(RILKE,
Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1976, p. 179).