22 sept 2021

La Biblioteca de Babel

Babel, de M.C. Escher

«En el zag
uán hay un espejo que fielmente duplica las apariencias. Los hombres suelen inferir de ese espejo que la Biblioteca no es infinita (si lo fuera realmente ¿a qué se debe esa duplicación ilusoria?); yo prefiero soñar que las superficies bruñidas figuran y prometen el infinito...».


(BORGES, Jorge Luis. Narraciones. 9ª ed.  Madrid: Cátedra, 1994, p. 106).

16 sept 2021

En esta noche, en este mundo

El beso IV (1902),  de Edvard Munch

Oh, ayúdame a escribir
el poema más prescindible
el que no sirva ni para
ser inservible
ayúdame a escribir palabras
en esta noche, en este mundo...


(PIZARNÍK, Alejandra. En esta noche, en este mundo. Barcelona: Penguin Random House, 2019, p. 66).

 

8 sept 2021

La lectura en la infancia


La lectura (1932),  de Pablo Picasso
«No hay quizás días de nuestra infancia que hayamos vivido tan plenamente como los que hemos creído pasar sin vivirlos, aquellos que hemos pasado con un libro preferido. ¿Quién no recuerda como yo esas lecturas hechas en tiempo de vacaciones, que íbamos a esconder sucesivamente en todas esas horas del día que eran bastante apacibles e inviolables para poder darles asilo? Por la mañana, al volver del parque, cuando todos se habían marchado a dar un paseo, yo me metía en el comedor, donde, hasta la hora todavía lejana de la comida, no entraría nadie más que la vieja Felicia, relativamente silenciosa, y donde no tendría por compañeros, muy respetuosos con la lectura, sino los platos pintados que estaban colgados en la pared, el calendario, cuya hoja del día anterior había sido arrancada recientemente, el reloj de péndulo y el fuego, que hablan sin pedir que se les conteste y cuyas dulces frases vacías de sentido no vienen como las de los hombres, a sustituir, con uno diferente, el de las palabras que leéis».


(RUSKIN, John. Sésamo y lirios: ensayos sociales. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1950, p. 9-10).

1 sept 2021

Reencuentro laboral

Oficina en una pequeña ciudad (1953), de 
Edward Hopper

«Primer día hábil de septiembre. Pasan cinco minutos de las ocho y ya está cada cual en su puesto: Bernal, Pacheco, Martínez, Matías, Sol y Veguita. Poco antes se han reunido allí mismo, en el espacio despejado de la sala, han ido llegando cada cual por su rumbo y uno tras otro han aportado al grupo su frase de reconocimiento y homenaje: parecen hormigas que cada cual trae su hoja seca, su hierbecita, su brizna de algo para el común sustento del invierno: qué tal todo, ¿por dónde has andado?, aquí estamos de nuevo, qué bien te veo, cómo pasa el tiempo, no somos nadie, parece que fue ayer, y cuando nos demos cuenta otra vez Navidad.