Los
lugares idénticos parecen,
Las
cosas como antes,
Mas
él no está, ni la luz, ni las hojas,
Y
en esta calma hacia el final del año
Llevas
la soledad por toda compañía.
Es
grato errar afuera,
Ir
con tu sombra, recordando
Lo
pasado tan cerca en lo presente,
Crecida
ya su flor sin tiempo.
¿Es
ésta soledad si así está llena?
El
mediodía ahora, con su cielo
Que
se acerca velado
Al
río de aguas ciegas,
Vuelve
hacia ti la historia,
Íntimo
y silencioso como un libro.
En
su sosiego crees
Que
una forma ligera se encamina
Dulcemente
a tu lado,
Como
el amigo aquel, cuando las hojas
Y
la luz, luego idas con él mismo.
Le
llamas ido, y no semeja
Su
vida, transcurriendo a la distancia,
Espectro
de la mente hoy
Sino
vida en la tuya, entre estas cosas
Que
le vieron contigo.
Negado
a tu deseo, hallas entonces
Que
si tocas tu mano es con su mano,
Que
si miran tus ojos es con sus ojos,
Y
tu amor en ti mismo
Tiene
cuanto le dio y en él perdiera.
No
le busques afuera. Él ya no puede
Ser
distinto de ti, ni tú tampoco
Ser
distinto de él: unidos váis,
Formando
un solo ser de dos impulsos,
Como
al pájaro sólo hacen dos alas.
(CERNUDA, Luis. Música cautiva: (antología poética).
Sevilla: Ayuntamiento : Diputación : Fundación El Monte, 2002, p. 155-156).
No hay comentarios:
Publicar un comentario