Beech
Forest I (1902), de
Gustav Klimt
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La queja
sin fin
del
flébil violín
otoñal
hiere
el corazón
de
un lánguido son
letal.
Siempre
soñando
y
febril cuando
suena
la hora,
mi
alma refleja
la
vida vieja
y
llora.
Y
arrastra un cruento
perverso
viento
a mi
alma incierta
aquí
y allá
igual
que la
hoja
muerta.
(VERLAINE, Paul. Poemas saturnianos. Madrid: Mundo Latino,
1921, p. 85-86).
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