14 mar 2020

Motivo para una partida

«Dejé los bosques por una razón tan buena como la que me llevó a ellos. Quizá porque me parecía que tenía varias vidas más que vivir y que no podía seguir prodigando mi tiempo en aquélla. Choca y sorprende con qué facilidad e inconsciencia proseguimos una particular ruta, haciéndonos de ella un camino trillado. No habría vivido allá una semana cuando mis pies habían hecho ya un camino desde mi puerta a la ribera; y aunque hace ya cinco o seis años desde que lo recorriera, me resulta claramente aún familiar. Es verdad que temo que otros hayan pasado por él, así, que hayan contribuido a mantenerlo abierto. La superficie es blanca y fácilmente maleable por los pies de los hombres; igual ocurre con las veredas seguidas por la mente. ¡Qué gastados y polvorientos pueden ser, pues, los caminos del mundo! ¡Qué profundas las rodadas de la tradición y el conformismo! No quise viajar en primera sino delante del mástil en la cubierta del mundo, pues desde allí podía ver mejor la luz de la luna entre las montañas. Ahora no deseo ya descender».

(THOREAU, Henry David. Walden o la vida en los bosques. Barcelona: Juventud, 2010, p. 395-396).

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