«Su
obra más celebre es Memorias de Adriano: “ de una autenticidad de ficción que llega a
niveles exasperantes” y “poderosamente fundada” desde el punto de vista
científico [...]. El proyecto –elaborado a partir de numerosos bocetos
parcialmente destruidos– de poner en boca de Adriano, el emperador viajero, el
balance de su vida haciéndolo hablar como habría podido hacerlo un hombre del
siglo II, se remonta a una visita que la autora habría hecho a los veinte años
a la Villa Adriana de Roma. Se sumó una “frase inolvidable” de Flaubert: “Los
dioses no estaban ya y Cristo no estaba todavía, y de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estaba solo.”Una gran parte de su vida,
dice la escritora, “se la pasaría tratando de definir, y luego pintar, a ese
hombre solo y sin embargo unido a todo”. Siempre trató de expresar la tonalidad
fundamental de una vida que no se encomienda al esquema universal del mito ni
al de la religión cristiana y su consuelo. Resultaría difícil encontrar una
empresa más pertinente y significativa para nuestra imagen posmítica y
posreligiosa del hombre».
(BOLLMANN, Stefan. Las mujeres que
escriben también son peligrosas. 2ª ed. Madrid:
Maeva, 2007, p. 122).
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