La Sibila Délfica (1509), de Miguel Ángel
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«Decía
en la plaza un adivino la bienaventura, cuando le comunicaron que acababan de
abrir las puertas de su casa y robado cuanto había en ella. Tan pronto como lo
oyó, echó a correr hacia su morada, y al verlo uno le dijo:
-
Hombre, ¿ofreces adivinar la suerte de los demás y no has sabido adivinar la
tuya?».
Son
muchos los que no saben manejar sus propios negocios, y sin embargo se empeñan
en dar consejos y querer dirigir a los demás.
(ESOPO. Fábulas. [San Salvador?: s.n., s.a., p. 74).
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