«... Escribo en los últimos papeles
carmesíes de cuántos pude sacar de la Alhambra. Quizá sea un buen motivo para
no escribir más. No estoy seguro –no lo estoy ya de nada–, pero creo que
hoy cumplo sesenta y cuatro años. Desde que llegué a Fez mi vida ha
transcurrido como un único día largo y soñoliento. Y además nunca supe con
exactitud la hora en que nací, de ahí que los astrólogos no pudiesen establecer
sin errores mi horóscopo (Para un rey
–eso tal vez– sea desagradable).
Por tanto, cuanto se ha dicho sobre mi destino trazado en las estrellas son
imaginaciones. A veces he pensado que de ahí vino todo: andar a tientas nunca
conduce a buenos resultados. Aunque quizá, por otra parte, la vida sea
precisamente andar a tientas. En la mía, las certidumbres –y no he tenido más
que dos o tres– me han llevado en general a lo peor».
(GALA, Antonio. El
manuscrito carmesí. 5ª ed. Barcelona: Planeta, 1992, p. 537).
Atardecer en Alhambra.
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