13 dic 2023

Como llenarte soledad sino contigo misma

Paisaje de otoño al anochecer (1885)
de Vincent van Gogh
«Encuentro saludable el estar solo la mayor parte del tiempo. La compañía, aun la mejor, cansa y pronto es una pérdida de tiempo. Me encanta estar solo. Jamás di con compañía más acompañadora que la soledad. La más de las veces solemos estar más solos los hombres que cuando nos encerramos en nuestro cuarto. El hombre que piensa o trabaja está siempre solo, doquiera se encuentre. La soledad no se mide por la distancia que media entre una persona y otra. El estudiante verdaderamente diligente es tan solitario en una de las pobladas colmenas de Cambridge College como el derviche en medio del desierto.

6 dic 2023

Presencias

Llega el primer frío
de diciembre—ni un
Solo grillo


First December cold
wave—not even
One cricket



(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 16-17).

30 nov 2023

Carta de noviembre

La ciudad soñada (2017),
de Li-Shu Chen

Amor, el mundo
cambia de pronto, cambia de color. La luz de la farola
segmenta en dos las vainas del laburno,
esas colas de rata, a las nueve de la mañana.
Y este pequeño círculo

negro es el Ártico,
con sus hierbas sedosas y leonadas, como pelusa de bebé.
El verde está en el aire,
mullido y delicioso.
Me recoge amorosamente.

19 nov 2023

Todo en la vida es negociable

La arquera, de
Max Nonnenbruch
«A lo mejor es que me estoy curando del afán, pensé en algún momento, porque ha sido siempre mi enfermedad crónica, el deseo inagotable, la fiebre y el ansia del futuro, la ambición de querer excederme a mí mismo, y acaso sea verdad que contra ese mal de juventud no hay mejor medicina que los años. Con los años, uno se acomoda a lo que hay, negocia con uno mismo y con el mundo, porque, como bien decía mi padre, todo en la vida es negociable, ahora empiezo a comprenderlo, ahora que empiezo a vivir en el presente sin otra patria que el presente»
.


(LANDERO, Luis. La vida negociable. Barcelona: Tusquets, 2017, p. 285).

10 nov 2023

El ginkgo

«Es el más antiguo de los árboles. Está en el mundo desde la época de los dinosaurios. Dicen que sus hojas evitan el asma, calman el dolor de cabeza y alivian los achaques de la vejez.

También dicen que el ginkgo es el mejor remedio para la mala memoria. Eso sí que está probado. Cuando la bomba atómica convirtió la ciudad de Hiroshima en un desierto de negrura, un viejo ginkgo cayó fulminad cerca del centro de la explosión. El árbol quedó tan calcinado como el templo budista que el árbol protegía.
Tres años después, alguien descubrió que una lucecita verde asomaba en el carbón. El tronco muerto había dado un brote. El árbol renació, abrió sus brazos, floreció.

Ese sobreviviente de la matanza sigue estando ahí.

Para que se sepa».



(GALEANO, Eduardo. Bocas del tiempo. Madrid: Siglo XXI de España, 2004, p. 99).

2 nov 2023

Camposanto en la serranía

Personajes y pájaros en un
paisaje nocturno
(1978), de Joan Miró

Callado se lo tiene
su secreto el silencio, y se lo dice
al oído a los muertos.



(GALLEGO, Vicente. Saber de grillos. Madrid: Visor Libros, 2015, p. 45).