Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
2 nov 2020
31 oct 2020
Durante el paseo
Sueño, de Li-Shu
Chen |
«El Boulevard de la Mer ya estaba iluminado. Era mucho
más tarde que de costumbre, una hora al menos. El niño cantó una última vez la
sonatina, luego se cansó de ella. Las calles estaban casi desiertas. La gente
cenaba ya. Cuando, después del último muelle, el Boulevard de la Mer se perfiló
en toda su longitud habitual, Anne Desbaresdes se detuvo.
–Estoy demasiada cansada –dijo.
–Pero tengo hambre –lloriqueó el niño.
24 oct 2020
17 oct 2020
El salmo y la canción
La dama de Shalott (1888), de John William Waterhouse
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Olvido de los nombres de la costumbre,
de las muescas del recuerdo.
Perdido en el hueco de las cosas,
en la perfección de la flor.
Encuentros
que dejan señal,
o tal vez sentimientos
que abaten torres, que golpean
las paredes del sueño.
¿De dónde los signos, que a su nombre
vida añadieron?
¿De qué manera nos fue dado
reconstruir los fundamentos
de tan despoblada arquitectura
si no tenemos
conciencia clara
de donde caernos muertos?
8 oct 2020
La uva y el vino
En la fiesta de la
vendimia (1870), de Lawrence Alma-Tadema
|
«Un hombre de
las viñas habló, en agonía, al oído de Marcela. Antes de morir, le reveló su
secreto:
–La uva –le susurró–está hecha de vino.
Marcela Pérez-Silva me lo contó, y yo pensé: Si la uva
está hecha de vino, quizá nosotros somos las palabras que cuentan lo que somos».
(GALEANO, Eduardo. El libro de los abrazos. 34ª reimp. Madrid: Siglo XXI de España, 2015, p. 4).
2 oct 2020
29 sept 2020
20 sept 2020
13 sept 2020
4 sept 2020
El tallo débil
Belleza abstracta (3), de Li-Shu Chen |
«Debido a nuestras convenciones familiares
basadas en un apellido que se transmite de padre a hijo, nos sentimos
equivocadamente unidos al pasado por un débil tallo, al que vienen a
injertarse, a cada generación, los apellidos de las esposas, siempre
considerados como de interés secundario, a menos que sean lo suficientemente
brillantes como para sacar de ellos vanidad».
(YOURCENAR,
Marguerite. El laberinto del mundo. Madrid: Alfaguara, 2012, p. 298).