20 sept 2019

El bibliótafo

     «Para alcanzar un alto grado de placer en la formación de una biblioteca hay que viajar. El bibliótafo viajaba regularmente en busca de ejemplares. Su teoría era que el coleccionista debe ir al libro, no esperar a que el libro venga a él. Ningún cazador que se precie, decía, querría que le trajeran un ciervo vivo a su jardín para matarlo. La mitad del placer está en seguir a la presa hasta su escondite.

11 sept 2019

Lenguaje y silencio

Safo escucha a Alceo  (1881)de Lawrence Alma-Tadema
«El lenguaje es el que arranca al hombre de los códigos de señales deterministas, de lo inarticulado, de los silencios que habitan la mayor parte del ser. Si el silencio hubiera de retornar a una civilización destruida, sería un silencio doble, clamoroso y desesperado por el recuerdo de la Palabra».

(STEINER, George. Lenguaje y silencio. 2ª ed. Madrid: Gedisa, 2000, p. 15).

1 sept 2019

Blues de las preguntas

Pygmalion and Galatea (1890), de Jean-Léon Gérôme
Hace tiempo que estoy entristecido
porque mis palabras no entran en tu corazón.
Muchos días estoy entristecido
porque tu silencio entra en mi corazón.

Hay veces que estoy triste a tu lado
porque tú sólo me amas con amor.
Muchos días estoy triste a tu lado
Porque tú no me amas con amistad.

Todos los hombres aman mucho la libertad.
¿Sabes tú lo que es vivir ante una puerta cerrada?
Yo amo la libertad y te amo a ti.
¿Sabes tú lo que es vivir ante un rostro cerrado?

(GAMONEDA, Antonio. Blues castellano. Barcelona: Plaza & Janés, 1999, p. 40).

14 ago 2019

Travesía

El viaje más
lejano
es el sosiego, a él vuelven todas las cosas,

                    como el hambre vuelve al pan
                                                  el azul al azul más profundo.

                                      
(MUJICA, Hugo. Y siempre después del viento. Madrid: Visor, 2011, p. 28).

6 ago 2019

El universo visto por el ojo de una cerradura

  «Todos los días –cuenta Freddy– yo lo ayudo a preparar las tiritas de plastilina que él usa para escribir. Papel y lápiz, no usa. Él escribe grabando signos en la plastilina. Yo no puedo leer lo que él escribe. Lo que él escribe no se lee con los ojos. Se lee con los dedos.
   Con él aprendí a sentir una hoja. Yo no sabía. Él me enseñó. Cerrá los ojos, me dijo. Con paciencia me enseñó a sentir una hoja de árbol con los dedos. Me llevó tiempo aprender porque yo no tenía la costumbre. Ahora me gusta acariciar las hojas, que los dedos resbalen por el lado de arriba, tan liso que es, sentir la pelusa de abajo y los hilitos como venas que la hoja tiene adentro.