Secretos de amor (1896), dde William-Adolphe Bouguereau |
Tú, a
la que no declaro
las
noches que paso en vela,
cuya
esencia me fatiga
como el
mecer de una cuna.
Tú, que
tampoco me dices
si por
mi son tus desvelos.
Mira,
¿y si sobrellevásemos
esta
sed que es nuestro ornato
sin
procurar apagarla?
Pues repara
en los amantes,
aun no
bien la confesión
inician,
qué pronto mienten.
Tú
llenas mi soledad.
Te
imagino siempre nueva:
a ratos
eres tú sola,
y a
veces ese murmullo
o ese
etéreo perfume.
A
todas, ay, he perdido
entre
mis brazos. Mas tú,
tú
naces siempre de nuevo.
Porque
nunca te retuve,
firmemente
te conservo.
(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid:
Espasa-Calpe, 1976, p. 179-180).