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10 may 2017

De ascua en ascua

Porque sentir para nosotros es, ¡ay!, desvanecerse,
exhalamos nuestro ser; de ascua en ascua
despedimos cada vez un aroma más tenue. Tal vez alguien nos diga:
sí, has entrado en mi sangre, la primavera y este cuarto
se han llenado de ti... ¡de qué nos serviría!, no puede retenernos   
desapareceremos en él y en torno a él. Y a ésos que son bellos,
¡ay!, ¿quién los retendrá? Sin cesar la apariencia
se disipa en su rostro. (...)

Cuando regresan las flores (1911)de Lawrence Alma-Tadema

2 jul 2016

Noches de verano



No sólo las mañanas, todas las del verano, no sólo
cómo ellas se transforman en día e irradian desde su comienzo.
No sólo los días, tan tiernos en torno a las flores y, allá arriba,
en torno a los árboles ya formados, fuertes y poderosos.
No sólo la devoción de este despliegue de fuerzas,
no sólo los caminos, no sólo los prados al atardecer,
no sólo, tras la tardía tormenta, el hálito de la claridad,
no sólo el sueño que se acerca, y un presentimiento, antes de anochecer...
¡sino las noches!, sino las altas noches del verano,
sino las estrellas, las estrellas de la tierra.
¡Oh, estar muerto, algún día, y conocerlas infinitamente,
a todas las estrellas: pues cómo, cómo, sí, cómo olvidarlas!

21 may 2015

Distracciones nocturnas

Sí, es cierto que las primaveras te necesitaban. Algunas estrellas    
requirieron que tú las contemplases. Una ola                                   
se alzó hasta ti desde el pasado, o cuando                                      
pasando por delante de una ventana abierta                                    
las notas de un violín se te entregaron. Todo eso era una orden.    
Pero, ¿pudiste cumplirla? ¿No estabas siempre                               
distraído, a la espera, como si todo te anunciara                             
una amante? (¿Dónde podrías esconderla                                       
si los grandes y extraños pensamientos entran y salen de ti            
y a menudo se quedan por la noche?)                                            

31 mar 2015

Un viento de primavera

Viento de flores  (1902),  de John William Waterhouse
Con este viento viene el destino; deja, oh, déjalo
venir, todo lo inaplazable y ciego,
todo eso por lo que estaremos incandescentes.
(Sé tranquilo y no te muevas, para que nos halle.)
Nuestro destino, ay, viene en este viento.

Vacilando por la carga de cosas sin nombre,
trae ese nuevo viento de algún sitio
sobre el mar lo que somos.

... Qué más quisiéramos. Nos hallaríamos como en casa.
(Se elevaron y descendieron los cielos en nosotros.)
Mas con este viento el destino enorme
nos sobrepasa siempre.


(RILKE, Rainer Maria. Antología poética. 2ª ed. Madrid: Espasa-Calpe, 1976, p. 179). 

3 sept 2014

La actitud del que se marcha

Miranda  (1875),  de John William Waterhouse
Porque cuando el héroe pasó, como la tempestad, sin detenerse en los rellanos del amor,
cada uno lo elevaba, cada latido de un corazón que palpitó por él;  
pero, vuelto de espaldas, al fin de las sonrisas se erguía –y era otro.
Denn hinstürmte der Held durch Augenthalte der Liebe,
jeder hob ihn hinaus, jeder ihn meinende Herzschlag, abgewendet schon, stand er am Ende der Lächeln,anders.                  


(RILKE, Rainer Maria. Elegías de Duino. 2ª ed. Madrid: Hiperión, 2005, p. 70-71).

17 abr 2014

¿Para qué sirve un libro?

El amante del libro (1897), de František Kupka
Ahora ya no carezco de nada:                                    Ich muss nichts mehr entbehren jetzt,
todos los colores se traducen                                     alle Farben sind übersetzt
en ruidos y olores.                                                          in Geräusch und Geruch.
Y resuenan infinitamente hermosos                       Und sie klingen unendlich schön
como notas.                                                                      als Töne.            
¿Qué haría con un libro?                                              Was soll mir ein Buch?
En los árboles hojea el viento                                    In den Bäumen blättert der Wind;
y yo sé que son allí las palabras ,                              und ich weib, was dorten für Worte sind,
y las repito a veces en voz baja.                                und wiederhole sie manchmal leis.
Y la muerte, que quiebra los ojos como flores,    Und der Tod, der Augen wie Blumen bricht,
no va a encontrar mis ojos...                                      findet meine Augen nicht...


(RILKE, Rainer Maria. Libro de imágenes. Madrid: Hiperión, 2001, p. 220-223).

1 sept 2013

Vladimír Holan


«Y siempre acontece lo inesperado. Tan inesperado como la presencia del poeta cada vez que se abre el libro... Su voz desconocida nítidamente se integraba en cada una de aquellas palabras suyas que penetraban en mí de modo imperioso, obligándome a seguirlas hasta el punto de no poder apearme del autobús, de no ver siquiera, detrás de los cristales, la corteza gris de los árboles y sus delgadas ramas porque en la página emergía su realidad insospechada.

14 may 2012

Esperanza inexpresable


Los amantes podrían, si lo comprendiesen,
decirse maravillas en el aire nocturno. Pues parece
que todo nos esconde. Mira, los árboles son, las casas
que habitamos existen todavía. Sólo nosotros pasamos
por delante de todo como un aire que cambia.
Y todo coincide en silenciarnos, en parte por vergüenza,
en parte, quizá, por una esperanza inexpresable.