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8 sept 2021

La lectura en la infancia


La lectura (1932),  de Pablo Picasso
«No hay quizás días de nuestra infancia que hayamos vivido tan plenamente como los que hemos creído pasar sin vivirlos, aquellos que hemos pasado con un libro preferido. ¿Quién no recuerda como yo esas lecturas hechas en tiempo de vacaciones, que íbamos a esconder sucesivamente en todas esas horas del día que eran bastante apacibles e inviolables para poder darles asilo? Por la mañana, al volver del parque, cuando todos se habían marchado a dar un paseo, yo me metía en el comedor, donde, hasta la hora todavía lejana de la comida, no entraría nadie más que la vieja Felicia, relativamente silenciosa, y donde no tendría por compañeros, muy respetuosos con la lectura, sino los platos pintados que estaban colgados en la pared, el calendario, cuya hoja del día anterior había sido arrancada recientemente, el reloj de péndulo y el fuego, que hablan sin pedir que se les conteste y cuyas dulces frases vacías de sentido no vienen como las de los hombres, a sustituir, con uno diferente, el de las palabras que leéis».


(RUSKIN, John. Sésamo y lirios: ensayos sociales. Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1950, p. 9-10).

4 abr 2021

De bibliotecas y bibliotecarios

«El señor Rodó es bibliotecario –dijo mi madre–. Trabaja en la Biblioteca Nacional.
–¿Has estado alguna vez allí? –me preguntó.
–No –me disculpé.
–Tiene más de tres millones de libros –dijo mi madre–, animándolo a hablar–. Y hay un montón de gatos para los ratones, y cada gato tiene su nombre y consta en nómina, como un empleado más.

9 mar 2020

Formación de un escritor

Flores despiertas en la noche,  de Li-Shu Chen
«Los autores que me estimularon más para escribirla fueron los novelistas norteamericanos, y en especial los que me mandaron a Sucre los amigos de Barranquilla. Sobre todo por las afinidades de toda índole que encontraba entre las culturas del sur profundo y la del Caribe, con la que tengo una identificación absoluta, esencial e insustituible en mi formación de ser humano y escritor. Desde estas tomas de conciencia empecé a leer como un auténtico novelista artesanal, no sólo por placer, sino por la curiosidad insaciable de descubrir cómo estaban escritos los libros de los sabios.

19 feb 2020

Mensaje de Kafka

Prosa  (1879)de Lawrence Alma-Tadema
«A los veinte años, Kafka escribía en una carta: Si el libro que leemos no nos despierta como un puño que nos golpeara en el cráneo, ¿para qué lo leemos? ¿Para que nos haga felices? Dios mío, también seríamos felices si no tuviéramos libros, y podríamos, si fuera necesario, escribir nosotros mismos, los libros que nos hagan felices. Pero lo que debemos temer son esos libros que se precipitan sobre nosotros como la mala suerte y que nos perturban profundamente, como la muerte de alguien a quien amamos más que a nosotros mismos, como el suicidio. Un libro debe ser como un pico de hielo que rompa el mar congelado que tenemos dentro. Los estudiantes de literatura inglesa, de cualquier literatura, deben preguntarle a quien les enseña, y deben preguntarse a sí mismos, si saben, y no sólo de carrerilla, lo que Kafka quería decir». 

(STEINER, George. Lenguaje y silencio. 2ª ed. Madrid: Gedisa, 2000, p. 93).

6 ago 2019

El universo visto por el ojo de una cerradura

  «Todos los días –cuenta Freddy– yo lo ayudo a preparar las tiritas de plastilina que él usa para escribir. Papel y lápiz, no usa. Él escribe grabando signos en la plastilina. Yo no puedo leer lo que él escribe. Lo que él escribe no se lee con los ojos. Se lee con los dedos.
   Con él aprendí a sentir una hoja. Yo no sabía. Él me enseñó. Cerrá los ojos, me dijo. Con paciencia me enseñó a sentir una hoja de árbol con los dedos. Me llevó tiempo aprender porque yo no tenía la costumbre. Ahora me gusta acariciar las hojas, que los dedos resbalen por el lado de arriba, tan liso que es, sentir la pelusa de abajo y los hilitos como venas que la hoja tiene adentro.

7 abr 2019

La biblioteca


   «Cuántos libros. Hileras de libros, galerías de libros, perspectivas de libros en este vasto cementerio del pensamiento, donde ya todo es igual, y que el pensamiento muera no importa. Porque también mueren los libros, aunque nadie parezca apercibirse del olor (quizá abunda por aquí literatura francesa, con sus modas que sólo contienen muerte) exhalado por tantos volúmenes corrompiéndose lentamente en sus nichos. ¿Era esto lo que ellos, sus autores, esperaban?
   Ahí está la inmortalidad para después, en la cual se han resuelto horas amargas que fueron vida, y la soledad de entonces es idéntica a la de ahora: nada y nadie. Mas un libro debe ser cosa viva, y su lectura revelación maravillada tras la cual quien leyó ya no es el mismo, o lo es más de como antes lo era.

10 oct 2018

Latido y fervor


Dos mujeres leyendo (1934),  de Pablo Picasso
Dos personas besándose en un libro.
una sufrida mejilla
helada en el agujero del ardor
Dos mujeres intuyen el espasmo
amparadas por el anonimato de las páginas.
Tormenta de latidos.
Tan solo dos párrafos para ilustrar
el intenso fervor.


Andrea Nunes Brións

6 ago 2018

¡Buenos días lectores!



«Así que la joven mente de Matilda siguió creciendo, alimentada por las voces de todos aquellos autores que habían lanzado sus libros al mundo como barcos a la mar».