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25 ene 2015

Una amistad verdadera

El abrazo (1903),  de Pablo Picasso
«La amistad se basa en la esperanza y también en una desnudez de espíritu en la que hallamos quietud y descanso. Cuando nada se codicia del otro, la amistad alcanza su completa madurez y desarrollo. Es una idea expresada a lo largo de los siglos en las grandes obras del pensamiento universal. Esta gama de amistades forma un crisol de diversidades. Quiero alejarme de los oropeles y los fuegos artificiales que consisten en exaltar la amistad de forma acrítica, como algo maravilloso, que funciona sin más. No quiero seguir ese sendero, una especie de feria de vanidades, conocer a mucha gente y codearse con ella, pero todo epidérmico, superficial, liviano. Nos quedamos en la cáscara de la relación humana. Eso no es amistad, eso es conocer gente, tratarse con ella... O es un grado muy elemental, que se sitúa en la falda de lo que debemos entender por una amistad verdadera. En ella hay intimidad, uno se arriesga, cuenta su vida, abre su corazón y deja que el otro se adentre por los pasadizos de la vida privada y conozca lo que allí hay, existe, se mueve, circula...».


(ROJAS, Enrique. Amistad: adiós a la soledad. Madrid: Temas de hoy, 2009, p. 27-28).

1 jun 2014

Elogio de la amistad

   
Dos amigos  (1904) de Pablo Picasso
«La amistad es una religión sin Dios, sin juicio final y sin 
diablo. Una religión no ajena al amor, a un amor donde se prescriben la guerra y el odio, donde es posible el silencio. Podría ser el estado ideal de la existencia. Un estado apacible. Un vínculo necesario y poco común. No contiene ninguna impureza. El otro, el ser que amamos, el que tenemos frente a frente, no sólo es un espejo, es también el otro soñándose a sí mismo.
   La amistad perfecta debería ser como la soledad, pero afortunada, liberada de angustia, rechazo y aislamiento.

6 feb 2014

Los cuadrúpedos y las aves


«Hallándose en continua guerra las aves y los cuadrúpedos, se dieron una sangrienta batalla durante la cual, creyendo el murciélago que vencerían los últimos, desertó de las aves y se pasó a los enemigos. Sucedió, sin embargo, que llegando poco después el águila, animó de tal manera a las aves, que peleando con mayor esfuerzo vencieron a los cuadrúpedos. Hiciéronse después las paces, y todos condenaron al murciélago a quitarle las plumas en castigo de su perfidia, prohibiéndole que jamás se presentase a su vista: motivo por el que este animal sólo sale por las noches».

Quien se excusa de acompañar a sus amigos en los días de adversidad y peligro, también será desechado por ellos en los días de prosperidad y bienandanzas.


(ESOPO. Fábulas. [San Salvador?: s.n., s.a., p. 37-38).

2 nov 2013

La transformación en lector

   «Es bueno que ciertas cosas, que ya no pueden transformarse en otras, consten, simplemente, sin lamentar los hechos ni tampoco juzgarlos. Fue así que comprendí claramente que yo nunca sería un verdadero lector. Cuando era niño se me antojaba que la lectura era una profesión que debía ser asumida más tarde, un día, cuando llegara el momento de las profesiones, una tras otra. A decir verdad, no tenía una idea precisa de cuándo podría ocurrir esto. Confiaba en que se advertiría cuando la vida, en cierto modo, cambiara repentinamente y sólo le viniera a uno de afuera, así como antes surgía de adentro. [...]

9 may 2013

Tratarse


You and me,  de Li-Shu Chen
«Es maravilloso el proceso de ir descubriendo cómo nos hacemos amigos de una persona. Luego, cuando pasa el tiempo, se recuerdan los momentos iniciales y cómo se fue produciendo aquel chispazo. El campo atractivo de la amistad forma una telaraña compleja en la que se cruzan y entremezclan, entran y salen, suben y bajan sentimientos, aspiraciones, deseos e ilusiones. Todo ello va a dar lugar a una tupida red de significados en la que el vaivén de los movimientos va a estar a la orden del día.

29 dic 2012

De la dulce y fiel amistad


   «No hay cosa que tanto deleite el ánimo como la dulce y fiel amistad, siendo gran bien estar dispuestos los pechos para que con seguridad se deposite cualquier secreto en aquél cuya conciencia temas menos que la tuya, cuya conversación mitigue tus cuidados, cuyo parecer aclare tus dudas, cuya alegría destierre tu tristeza, y finalmente, cuya presencia deleite tu vista».


(SÉNECA, Lucio Anneo. Tratados filosóficos; Cartas. 8ª ed. México: Porrúa, 2003, p. 175-176).

2 oct 2012

La paciencia del papel


Ana Frank, en el escritorio de su casa.
      «Para alguien como yo es una sensación muy extraña escribir un diario. No sólo porque nunca he escrito, sino porque me da la impresión de que más tarde ni a mí ni a ninguna otra persona le interesarán las confidencias de una colegiala de trece años. Pero eso en realidad da igual, tengo ganas de escribir y mucho más aún de desahogarme y sacarme de una vez unas cuantas espinas. “El papel es más paciente que los hombres.”