La Libertad guiando al pueblo (1830), de Eugène Delacroix
|
«¿Es la democracia, tal como la conocemos, el último
logro posible en materia de gobierno? ¿No es posible dar un paso más hacia el
reconocimiento y organización de los derechos del hombre? Nunca podrá haber un
Estado realmente libre e iluminado hasta que no reconozca al individuo como
poder superior independiente del que derivan el que a él le cabe y su autoridad
y, en consecuencia, le dé el tratamiento correspondiente.Me complazco
imaginándome un Estado, al fin, que puede permitirse el ser justo con todos los
hombres y acordar a cada individuo el respeto debido a un vecino; que incluso
no consideraría improcedente a su propio reposo el que unos cuantos decidieran
vivir marginados, sin interferir con él ni acogerse a él, pero cumpliendo sus
deberes de vecino y prójimo. Un Estado que produjese esta clase de fruto y
acertase a desprenderse de él tan pronto como hubiese madurado prepararía el
camino hacia otro más perfecto y glorioso, que también he soñado, pero del que
no se ha visto aún traza alguna».
(THOREAU, Henry David. Del deber de la desobediencia civil.
Barcelona: Juventud, 2010, p. 442.)
No hay comentarios:
Publicar un comentario