Siete de noviembre
El último
Frágil grillo
November the seventh
The last
Faint cricket
(KEROUAC, Jack. Libro de haikus. Madrid: Bartleby, 2007, p. 22-23).
Ágora donde iniciar historias sobre libros, naturaleza, arte y poesía; donde hallar las palabras soñadas o queridas, sin la perspectiva del tiempo... como en una biblioteca.
7 nov 2022
31 oct 2022
El otoño
Tannenwald (1902), de Gustav Klimt. |
Encanto de tus otoños infantiles, seducción de una época del año que es la tuya, porque en ella has nacido.
La atmósfera del verano, densa hasta entonces, se aligeraba y adquiría una acuidad a través de la cual los sonidos eran casi dolorosos, punzando la carne como la espina de una flor. Caían las primeras lluvias a mediados de septiembre, anunciándolas el trueno y el súbito nublarse del cielo, con un chocar acerado de aguas libres contra prisiones de cristal. La voz de la madre decía: "Que descorran la vela", y tras aquel quejido agudo (semejante al de las golondrinas cuando revolaban por el cielo azul sobre el patio), que levantaba el toldo al plegarse en los alambres de donde colgaba, la lluvia entraba dentro de la casa, moviendo ligera sus pies de plata con rumor rítmico sobre las losas de mármol.
27 oct 2022
La pintura como vida
Autoretrato con sombrero de fieltro, (1887), de Vincent van Gogh |
«¡Lástima que la pintura cuesta tan cara! Esta semana tenía menos problemas que las otras, así pues me dejé ir; hubiera gastado el billete de cien en una semana, pero al cabo de ella tendría mis cuatro cuadros, e incluso agregando el precio de todo el color utilizado, la semana no habría sido un fracaso. Cada día me he levantado muy temprano, he comido y he cenado bien, he podido trabajar asiduamente sin sentirme desfallecido. Pero ahí tienes, vivimos en días en que lo que uno hace no tiene salida. No sólo no se vende, tal como ves en Gauguin; uno quisiera pedir prestado sobre cuadros realizados y no encuentra nada, incluso cuando esas cantidades son insignificantes y los trabajos importantes. Ya ves como estamos en manos de la casualidad. Y temo que nuestra vida apenas cambie. A menos que preparemos vidas más ricas a los pintores que marchen sobre nuestras huellas, lo que ya sería algo.
24 oct 2022
Hoy es tu día
Biblioteca de Thionville (Francia) |
Joven lector, joven lectora:
Si te atreves a entrar en la Biblioteca que hay en tu barrio, en tu escuela o en tu ciudad, regresarás distinto, con luces inesperadas en los ojos, con chispas nuevas en tu corazón.
Si ya has entrado, y te detienes un segundo y recorres con la mirada los estantes, tal vez te sobrecoja el silencio y la quietud que preserva a ese mundo, pero no te equivoques, nada más lejos de la realidad, porque el silencio es una de las llaves del secreto y la quietud un engaño para disuadir a los que llegan sin confianza.
21 oct 2022
Mar en otoño
El embravecido sonidode las olas en otoño
He caminado de la mañana a la noche.
(SANTÔKA, Taneda. Saborear el agua: 100 haikus de un monje zen. Madrid: Hiperión, 2004, p. 55).
14 oct 2022
Este cielo
Otoño en mi ciudad, de Olga Kvasha |
llamarada del día
que proclama que el día ha terminado
cuando aún es de día.
El acorde final que,
resonante,
dice el fin de la música
mientras la música se oye todavía.
Este cielo de otoño
su imagen remansada en mis pupilas,
piadosa moratoria que la tarde concede
a la débil penumbra que aún me habita.
(GONZÁLEZ, Ángel. El otoño y otras luces. Barcelona: Tusquets, 2001, p. 19).
11 oct 2022
6 oct 2022
Creer
Imperceptible,
el viento
acaricia la arboleda que roza,
desprende las hojas en las que se despide.
Creer, orar, es palpitar el nacer.
en cada brizna que va muriendo.
(MUJICA, Hugo. Y siempre después del viento. Madrid: Visor, 2011, p. 38).
el viento
acaricia la arboleda que roza,
desprende las hojas en las que se despide.
Creer, orar, es palpitar el nacer.
en cada brizna que va muriendo.
(MUJICA, Hugo. Y siempre después del viento. Madrid: Visor, 2011, p. 38).
29 sept 2022
23 sept 2022
Van Gogh
El viñedo rojo (1888), de Vincent van Gogh |
«Cuatro tíos y un hermano estaban dedicados al comercio de obras de arte, pero él consiguió vender un cuadro, sólo uno, en toda su vida. Por admiración o por lástima, la hermana de un amigo le pagó cuatrocientos francos por un óleo, El viñedo rojo, pintado en Arles.
Más de un siglo después, sus obras son noticia en las páginas financieras de diarios que jamás leyó, son las pinturas más cotizadas en galerías de arte donde nunca entró, las más vistas en museos que ignoraron su existencia y las más admiradas en academias que le aconsejaron que se dedicara a otra cosa.