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2 abr 2014

El anhelo de ser escritor

   «En gran parte un escritor escribe para ser leído (admiremos a aquellos que dicen lo contrario, pero no les creamos). Sin embargo, entre nosotros el escritor escribe cada vez más para obtener esa consagración última que consiste en no ser leído. Desde el momento en que efectivamente puede constituir el tema de un artículo pintoresco de nuestra prensa de gran tirada, goza de todas las posibilidades de ser conocido por muchísimas personas que nunca lo leerán porque se contentarán con conocer su nombre y leer lo que se escriba sobre él. En adelante será conocido (y olvidado) no por lo que él es sino de acuerdo con la imagen que un periodista apresurado haya dado de él.

8 mar 2014

Mary Wollstonecraft


Retrato de Mary Wollstonecraft, de John Keenan
«En 1791, la francesa Olympia de Gouges había ya redactado una Declaración de los derechos de la mujer en respuesta a la Declaración de los derechos del hombre. Acabó en la guillotina. Mary Wollstonecraft consideraba también que la defensa de los derechos de la mujer era la puesta en práctica y la puesta a prueba de los derechos humanos. Su escrito sedicioso anticipaba los principales argumentos de las feministas : la discriminación de la mujer tiene sus raíces en una socialización que, en lugar de ocuparse del desarrollo de las facultades intelectuales, exige únicamente una buena capacidad de adaptación.

19 ene 2014

Isak Dinesen

«Ella hubiera preferido hacer cualquier cosa en la vida antes que ser escritora. Eso es en todo caso lo que afirmaba la joven Karen Christentze Dinesen, cuyo padre era miembro de la nobleza territorial y la madre de una familia de comerciantes al por mayor de Copenhague, y enumeraba sus preferencias: “viajar, bailar, vivir, ser libre para pintar cuadros”. En aquel momento, había publicado ya bajo el pseudónimo de “Osceola” algunos relatos en los que se encuentra también esta frase: “Todo ser humano tiene el derecho a determinar libremente su destino, independientemente de las leyes que otros hayan establecido...”. El compromiso matrimonial con el barón Bror Frederik de Blixen-Finecke le brindó la oportunidad de escapar de la “existencia infinitamente insípida” de una joven rica, hacia el mundo umbrío y sugestivo de los kikuyu, los masai y los somalíes del que era entonces protectorado británico de África oriental.

2 oct 2012

La paciencia del papel


Ana Frank, en el escritorio de su casa.
      «Para alguien como yo es una sensación muy extraña escribir un diario. No sólo porque nunca he escrito, sino porque me da la impresión de que más tarde ni a mí ni a ninguna otra persona le interesarán las confidencias de una colegiala de trece años. Pero eso en realidad da igual, tengo ganas de escribir y mucho más aún de desahogarme y sacarme de una vez unas cuantas espinas. “El papel es más paciente que los hombres.”

27 ago 2012

El latido de la tierra


   «Estaba en casa, escribiendo mi libro. En páginas: un poco más de la mitad, momento en que me empieza a gustar, a gustar de veras, lo que estoy escribiendo... aunque eso no significa que el libro sea a partir de ahí más fácil de escribir. Me sentía agarrotada. Tenía sueño. La heroína de mi novela acababa de tener una rabieta y me había dejado exhausta. Quería acostarme, pero no en la cama, que está en otra habitación, ni tampoco en el sofá. No quería abandonar mi libro. Sólo quiero dormir unos momentos. Escribir es volar. Y mi equilibrio interior exige ahora que me acueste. Felizmente agotada, necesito el libro para que me mantenga pegada al suelo. Bajo la nítida luna y el aire plateado, sobre la hierba recién cortada, debajo del libro (a un poco más de la mitad); por tanto, fuera del alcance del teléfono y del fax,  y lejos de otros libros, de los múltiples libros que admiro de otros autores, que te protegen del monstruo televisivo que devora tu cerebro...

3 may 2012

Del leer y del escribir


Spher Spirals (1958)de M.C. Escher
   «La lectura, por otra parte, alimenta el espíritu y le permite descansar del verdadero estudio. No es bueno limitarse a escribir, como no es conveniente contentarse con leer; lo primero cansa y agota las fuerzas; lo segundo las disuelve y diluye. Es preciso que ambos ejercicios alternen combinados, sirviendo de correctivo el uno al otro. Lo que de la lectura ha recogido, se utiliza en la composición. Debemos imitar en esto a las abejas, que solamente chupan de las flores a propósito para formar la miel.