El sueño (1937), de Salvador Dalí
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«Aquella noche hacían cola los sueños,
queriendo ser soñados, pero Helena no podía soñarlos a todos, no había manera.
Uno de los sueños, desconocido, se recomendaba:
–Suéñeme, que le conviene. Suéñeme, que
le va a gustar. Hacían cola unos cuantos sueños nuevos, jamás soñados, pero
Helena reconocía al sueño bobo, que siempre volvía, ese pesado, y a otros
sueños cómicos o sombríos que eran viejos conocidos de sus noches de mucho
volar».
(GALEANO, Eduardo. El
libro de los abrazos. 34ª reimp. Madrid: Siglo
XXI de España, 2015, p. 30).
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